EL DRAMITA DE HACER LA COMPRA SIENDO SOLTERA
Cada vez que voy a hacer la compra al súper, es un poquito traumático y tengo debates y manifestaciones internas que las calles del 8M se me quedan estrechas. ¿Cómo es posible que, habiendo tantas personas que viven solas en la sociedad actual, sea todo tan complicado?
Algunas me diréis «pues ve al negocio local y compra solo lo que necesitas, al peso o por piezas». Ya, pero es que… no me da la vida para ello. Mis carnes hermosas y mis pies agotados se pasan el día fuera de casa y luego, cuando puedo, tengo que ocuparme de todo. Esto reduce mi tiempo disponible para hacer la compra al sábado o, con suerte, algún viernes por la tarde y da gracias. Ese tiempo, además, es el mismo que tengo para dedicar al piso, la ropa, los gatos y un largo etcétera. Quienes vivís solas, hacéis actividades aparte de trabajar y no tenéis familia que os dé táperes de 18 raciones me comprenderéis, ¡no hay a quien pedirle un favorcito de nada! Nadie te trae un guisito calentito o para congelar, una barra de pan o 30 kg de naranjas.
Y entonces te plantas en el súper, que es básicamente tu única alternativa para abastecer tu triste nevera, y la mayoría de los productos están pensadas para, mínimo, una pareja o una familia de 12 personas. Vamos a ver, señores de los supermercados, ¡que ahí hay un nicho desatendido! Es como con la ropa para jamonas, que tenemos que acabar comprándola en tiendas de chinos online porque aquí no se ponen las pilas. Pues con la comida, lo mismo. ¿Dónde están los packs individuales? ¿Por qué me tengo que comprar carne para cuatro personas, yogures para ocho y un pack de seis hamburguesas que jamás me podré comer, por muy ricas que estén? El congelador no me da para tanto, y encima me olvido de lo que meto ahí; es como un agujero negro, ¡lo que entra a veces no sale jamás!
Para darle más drama al asunto, no sé si os habéis fijado en que los productos, cuanto más pequeños, más caros son. Podemos hablar de cosas pequeñitas y bonitas, como los tomates cherry, o de paquetes más pequeños. Es como cuando vas a un bar y te pides media ración, y te das cuenta de que la entera trae el doble de cantidad y solo te cuesta 3€ más, y vas y te lo pides y revientas porque no puedes dejar comida en el plato. Pues nuestra cabeza funciona eligiendo lo más grande, ande o no ande, y además el marketing supermercadil está pensado exactamente para eso: para que compres de más porque es más barato. Pero claro, la mitad se te echa a perder porque no te da tiempo de comértela, ¡vaya negocio hemos hecho!
Y aquí van los pocos consejos que puedo daros, esperando los vuestros, que serán bien recibidos:
- -Intenta ir al súper con lo que vas a comer durante la semana bien pensado y procura no salirte de ahí (aunque ya sabemos lo que nos gusta una oferta o una novedad).
- -Congela lo que tu experiencia te diga que no te va a dar tiempo de comerte. Procura llevar una lista o saber más o menos lo que hay ahí dentro, no seas como yo.
- -Prepara los mismos platos o con mínimas variaciones para comer lo mismo dos o incluso tres veces a la semana, esto hará que desperdicies menos comida y te ahorrará tiempo en la cocina. Hazte a la idea de que eres pobre y no tienes un chef en casa que te prepare lo que quieras cuando quieras.
- -Si encuentras alguna oferta irresistible de pack familiar de algo, busca recetas para aprovechar lo que has comprado lo máximo posible.
- -No compres excesivos productos perecederos, por muy buena pinta que tengan esas mandarinas, fresas y verduras. No te va a dar tiempo de comértelo todo y lo sabes. Es más, es posible que incluso te olvides de que lo has comprado, de tanta emoción que llevas encima.
Si lo anterior no te basta, te dejo aquí un listado de cosas que puedes hacer para reducir tu gasto en comida y para que aproveches mejor todos esos productos a los que no sabes cómo darles salida:
- -Invita a todo el bloque a comer, como en los anuncios de Navidad, aunque aquí los descansillos no dan para tanto y no hay pasillos de esos enmoquetados de 2 km de largo.
- -Alquila un novio, encuentra un partner in crime por conveniencia mutua, porque se ve que de nuestros emparejamientos depende que comamos bien y rico.
- -Crea una cooperativa de solteros, llámala «Solteros contra el hambre» y haz una compra en común. Eso sí, siempre tiene que haber un número par de personas, que los súper llevan regular eso de calcular para números impares. Esto me lo estoy pensando muy seriamente.
- -Da de comer a tus gatos lo mismo que comes tú.
- -Come lo mismo que comen tus gatos.
- -Busca una familia adoptiva que te dé táperes con guisitos cada semana. No sé, de esas cuyos hijos se han ido fuera a trabajar y por inercia siguen haciendo comida para 49 personas. ¿Alguien en mi entorno con esa necesidad de compartir? … Por favor.
Bonus track, que creo que es la solución a todos tus problemas económicos:
-Comparte la comida con tus compañeros de piso imaginarios, para que te duela menos pagar más por lo mismo.