Vuelve a ocurrir. Y le vuelve a ocurrir a una mujer, a dos, a tres, a 550 mujeres en el Metro de Madrid. Pero siguen diciendo que nuestras protestas feministas son exageradas, que estamos protegidas y que la igualdad es un hecho (claro, ya hemos conseguido votar en muchos países ¡Qué más podríamos querer!)

Vuelve a ocurrir. Quizás no sea una violación, pero es una agresión sexual de igual manera, una (otra) forma de acoso sexual, de desprotección, de miedo, más miedo, uno nuevo.

Vuelve a ocurrir, este 21 de agosto nos enterábamos de que la policía detenía a un “señor” de 53 años por grabar a más de 550 mujeres, algunas menores de edad, sus partes íntimas con cámara oculta y subir los vídeos a páginas pornográficas.

Vuelve a ocurrir, vuelven a detener a un hombre por atentar contra las mujeres. El detenido, llevaba a cabo la práctica del “Up Skirting» (vídeos no autorizados por debajo de las faldas) a diario y grabando a todas las mujeres que podía. El monstruo recorría los vagones del Metro de Madrid con una maleta que colocaba de manera estratégica debajo de faldas y vestidos de las víctimas.

Vuelve a ocurrir. Vuelvo a estremecerme. Porque cada día me tengo que levantar con alguna noticia de este tipo. Noticias que me hacen sentirme vulnerable, sola y desprotegida.

Vuelve a ocurrir. Vuelve el miedo. Vuelve la sensación de que nunca podremos ponernos una determinada prenda de ropa porque seremos demasiado putas, gordas, provocadoras. Y nos lo volvemos a merecer. La culpa vuelve a ser nuestra, por enseñar demasiado.

Vuelve a ocurrir que un hombre para probar a sí mismo su propia masculinidad hace fotos. Y para reafirmarse ante otros las hace públicas. Todos ellos vuelven a ser muy valientes.

Pero también vuelve a ocurrir que esto no es un caso aislado. Según una encuesta de Sentido Colectivo, el 77.3% de las mujeres afirma haber sido fotografiada o haber visto cómo fotografiaban a otras mujeres en espacios públicos sin consentimiento.

Y yo no quiero que todo esto vuelva a ocurrir. Estoy cansada, estoy harta, estoy frustrada. No quiero tener miedo. No quiero escuchar que hay igualdad. No quiero escuchar que a veces vamos demasiado cortas de falda, o muy tapadas, o muy justas, o muy monjas. No quiero leer una sola noticia de mierda más. Quiero empezar los párrafos con un “sorprendentemente” no con un “vuelve a ocurrir”. Y no soy una loca. Soy una mujer cansada y con miedo. Y si, solas somos frágiles como flores, pero juntas tenemos la misma fragilidad que una bomba. Y cada vez estamos más cerca de detonar.