Envíanos tu historia y participa en el concurso del verano (premio aquí)

Os pongo en contexto: Enero de 2020 trasladan a mi tía a Valencia, junio 2020 reforman la casa de mi tía, uno de los obreros (llamémoslo M), un chico guapo, ojos azules del color del mar, barba y pelo largo rubio con pinta de surfero/ hippie. Mi tía decide asaltar a M y preguntarle si tiene novia, él se queda un poco cortado, mi tía le enseña mi peor foto, a él le encanta y pregunta: ¿cuándo viene?

Agosto 2020, mucho calor en Madrid, una relación tóxica que no llega a ningún sitio y ganas de un cambio, decido acabar con esa relación, cogerme un AVE e irme con mi tía de vacaciones. Ella me pasa el Instagram de M, stalkeando descubro que en apariencia somos totalmente opuestos, nunca me hubiera fijado en un chico así. Soy una chica que se arregla mucho y que le gusta vestir de forma elegante y le encanta la ciudad. Para él sus hobbies son todos aquellos deportes que lleven una tabla y yo soy un pato (totalmente incompatible). Pienso perfecto, podemos pasárnoslo bien y encima no me voy a enamorar ya que no es mi tipo (spoiler: ERROR).

Quedamos el día después de empezar a hablar, nos gustamos desde el primer momento y se notó demasiado. Era una noche de luna llena preciosa, estuvimos hablando hasta las tres de la mañana y conectamos. En esa misma semana quedamos 3 veces, empiezo a conocer a sus amigos y a ser parte de su día a día, aunque ambos habíamos dejado claro que no queríamos una relación bajo ninguna circunstancia. Yo me volvía a Madrid en dos semanas porque empezaba el Máster. Pasamos tres semanas increíbles y las aprovechamos al máximo ya que ambos éramos conscientes de que tenía una fecha en la cual todo se acaba porque yo volvía a Madrid.

Llega el momento de la despedida, soy bastante dramática y me voy hecha un mar de lágrimas, fue una despedida y un para siempre, o eso pensaba. Llego a Madrid, y le echo mucho de menos y él a mí, no entendía cómo se podía echar de menos a alguien que solo conocía desde hace tres semanas, no me podía quedar con la duda así que cuatro días después arriesgo y me voy a Valencia, decidimos no darle mucha importancia a lo que estaba pasando y poco a poco ver como surgían las cosas.

 A los quince días de mi vuelta nos dijimos te quiero y al mes estaba conociendo a sus padres, convivíamos casi todo el tiempo, mi Máster al final fue online por la pandemia (me vino fenomenal), pero claro mi casa estaba en Madrid, mi familia y mis amigos también. Pasamos muchos momentos complicados, me daba pánico cambiarme de ciudad y dejarlo todo por amor, pero supimos cómo solucionarlo y tenemos una comunicación muy fluida y respetuosa.

Somos totalmente opuestos en hobbies, forma de ver la vida y vestimenta, pero nos enamoramos.

Casi un año después os cuento que sigo enamorada como el primer día y estoy aprendiendo muchas cosas que en la vida me hubiera imaginado gracias a M. Él me quiere como nadie me ha querido y respeta todas mis decisiones y las apoya, en este tiempo hemos tenido dos patitos, él ha conocido a mi familia (nunca les había presentado a nadie) y ellos lo han adorado, porque es muy fácil quererle. Mis suegros me adoran y yo a ellos, aquí son mi familia, acabe el Máster que me daba la opción a opositar y antes de darme cuenta tengo en Valencia el trabajo para el que tanto he estudiado y que en Madrid no hubiera sido posible. Al final eso que me aterrorizaba que era cambiarme de ciudad por amor es la  mejor decisión que he podido tomar. Gracias M, por descubrirme el mundo, quererme de una forma tan sencilla y ayudarme a superar mis miedos.

 

A.