EMBARAZO, PANDEMIAS Y UNOS KILOS DE MÁS

 

¿Preocupada por esa panza que no desaparece ni ahogándote en sudor en el gimnasio? ¿Agujetas hasta en las lorzas y pocos resultados? ¿Tu super profe dice que puedes con más y tú solo quieres abrazar a un saco de veinticinco kilos de chocolate y dar rienda suelta a tu pasión?

¡BIENVENIDA, ESTO ES PA’ TI! Porque a veces necesitamos oír nuestros pensamientos de otras bocas para abrir los ojos y ver con perspectiva.

Primero de todo, decir que si has llegado hasta aquí vas a tener que seguir leyendo con la misma ironía, aceptación, sentido del humor y nivel de autoestima. Haters y gordofóbicos al gimnasio a soltar estrés que luego nos las llevamos nosotras. 

Ahora os pongo en contexto: He sido gorda toda mi vida (¡sorpresa!) por lo que ya desde bien pequeña he estado a dieta “porque esto no puede ser”, “tienes que pensar en tu salud”, “si ahora estás así de mayor será peor” y mil excusas más que aún estoy trabajando por reeducar en mi cabeza. Llegué a pesar 109 kilos (para algunas será mucho, para otras poco) y en ese momento una vocecita (llamada consciencia o también en otras palabras autoboicoteo máximo) en mi cabeza me dijo que “había tocado fondo”.

 

¿Qué hice? Me fundí todos mis ahorros en una reducción de estómago, perdí peso y llegué a pesar 70 kilos. Aparentemente estaba feliz oyendo “¡Qué guapa estás!” cuando en realidad GUAPA YA ERA (hijos de puta), lo que pasa es que “estaba DELGADA” y en vuestra cabecita llena de estereotipos socialmente aceptados delgadez es igual a belleza. Y los michelines no caben.

Viví situaciones muy agridulces conmigo misma donde aceptar mi nueva imagen me costó mucho más que verme gorda. No me reconocía. Y la gente que conocía me trataba distinto. Los hombres me trataban diferente. Me convertí de simpática a inalcanzable. Y me perdí a mi misma. Pasaron meses e incluso años hasta que racionalicé estos pensamientos y logré plasmarlos en palabras.

Pocas personas podrán decir lo mismo, pero vivir mi embarazo en la pandemia me trajo algo bueno: Unos kilitos de más. Me ayudó a reconocerme en el espejo otra vez y a reinventarme como mujer, y claro está como madre. Porque somos como nos vemos, no como nos digan. Nos relacionamos como queremos y no como los demás esperan. Y ante todo debemos pensar(nos) en positivo. 

La imagen no es más que un autoconcepto que nosotros mismos creamos a partir de unas normas que nos inculcan; y después de parir y aceptar todos los cambios de mi cuerpo me he dado cuenta de que si podemos luchar contra las ideas negativas, nosotras tendremos el poder seremos capaces de ganar la batalla (a veces contra nosotras mismas, a veces contra otros).

Moreiona