Este follodrama tiene más de drama que de sexo, pero a lo mejor os saco una risilla y sólo por eso merece la pena ser contado.

Poneos en situación: miércoles 31 de octubre de 2018, Halloween. Me preparo un disfraz maravilloso con mi mejor amiga, vamos de las niñas de El Resplandor. Estamos motivadas, felices y borrachas porque hemos empezado a beber vino a las 6 de la tarde. ¿Qué puede salir mal?

Total, que quedamos con nuestros amigos en el bar de siempre y llegamos como Las Grecas, pero ante todo felices. Bailamos, reímos y de repente un maromo de 2 metros me toca el hombro. Me giro y me dice que le encanta mi disfraz, que es su película favorita. Empezamos a hablar y no paramos en 5 horas.

Para que os hagáis una idea de cómo estaba el muchacho, imaginaos la altura de Joe Manganiello, la cara de Tom Welling, el cuerpo de Hugo Silva y los ojos de Ian Somerhalder. Vamos, que era un pibón de los pies a la cabeza.

Los dueños del bar encendieron las luces invitándonos amablemente a pirarnos, y en esas circunstancias yo ya estaba a punto de echarme a llorar porque vaticinaba una despedida con el maromo. Sin embargo, en la puerta del local me invitó a ir a dar una vuelta con él. Dar una vuelta a las 6 de la mañana significa que me quería meter más rabo que cuello tiene un pavo, y a mí me pareció un planazo así que dije que sí.

Nos despedimos de nuestros amiguis y al girar la calle me empotró contra una pared y empezó a comerme la boca. Yo estaba cachonda perdida porque el chiquillo besaba como no me habían besado en la vida. Tenía el coño como cuando mezclas Coca cola y Mentos. Sólo podía pensar “si besa así cómo follará”. Y lo descubrí, vaya que si lo descubrí…

Fuimos a su casa y nada más entrar por la puerta yo tenía las bragas en la mano. Corrimos a su habitación y me empezó a comer la parrusa. GLORIA BENDITA. Y tras un orgasmo brutal me puse encima de él y empecé a follarle a saco.

Para que entendáis un poquito mejor lo que pasó a continuación debéis saber que yo no gimo mucho. Soy bastante silenciosa porque Dios me ha hecho así y me pueden estar empalando a tope que sólo hago un ligero ruidito, como un gato ronroneando. Casualidades de la vida él también era así.

En medio del polvo y disfrutando a tope llegó su compañero de piso a casa. Obviamente no le oíamos porque teníamos los 5 sentidos enfocados en otros asuntos, y él a nosotros tampoco porque éramos tan silenciosos como cadáveres dándole al tema.

Al parecer el compañero es bastante maniático de la limpieza, porque se enfadó mucho al entrar en casa y ver las botas de mi ligue en el salón, así que las cogió y fue directo a la habitación para dejarlas allí.

Yo estaba cabalgando a tope como en Pasión de Gavilanes cuando BUM, se abre la puerta y el puto payaso de Pennywise entra en la habitación. Me dio tal susto que di un bote y me caí de la cama abierta de piernas dándome un hostiazo con la mesilla de noche. El compañero de piso cerró la puerta corriendo y yo me recompuse un poco, pero al tocarme la cabeza noté que había sangre. Efectiviwonder, me había hecho una brecha. Para más inri me mareo con la sangre. Imaginaos el percal.

La noche acabó con mi ligue, el payaso y yo en el hospital, ya que nosotros habíamos bebido y él no, así que nos llevó en coche. Me pusieron puntos, se rieron un poco de la escena y ahora tengo una herida en la cabeza y una historia que contar.

 

Anónimo.