Quizá os suene eso de que no siempre el sexo es perfecto, no siempre te complementas al 100% en la cama con alguien, no siempre llegas al orgasmo… Un sinfín de movidas chicas. Seguro que vosotras lo entendéis mejor que nadie. Todas tenemos muchísimas experiencias graciosas y no tan graciosas en asuntos referentes a los juegos de cama, pero el que os voy a contar, es para reírse por no llorar.

Acababa de salir de una relación, no muy larga pero lo suficiente como para haberme acostumbrado a él. El sexo era espectacular y la verdad es que de tamaño tampoco iba nada mal. El caso es que en unas fiestas de pueblo con mis amigas conocí a un chico. Nos echábamos miraditas, pero sin más. Era un chico alto, guapísimo… en fin, que yo no pensaba que fuese a acabar en nada más. Pues sí. Milagritos de la vida que una de mis amigas conocía a uno de sus amigos y nos juntamos para seguir todos de fiesta en amor y compañía.

Con el desparpajo que me caracteriza me acerqué a él y con la excusa de llevar alguna que otra copita de más y con el ruido de la música de fondo, le solté: “bueno, ¿puedes explicarme a que se deben tantas miradas insinuantes? Ya me estás follando con la mirada, si lo quieres hacer con otra cosa me lo dices (guiño y risa tonta)”. Según lo dije pensé que era imposible que eso hubiera salido de mí de forma tan descarada, pero sí amigas… salió, porque cuando hay tíos y alcohol de por medio hay que llevar mucho cuidado y yo no filtré por el cerebro lo que mi boca quiso soltar. La vida, chiquis…

Ligar

Él se rió de forma lógica porque no se lo esperaba (no, ni yo tampoco). Su respuesta fue también bastante directa. Mientras me pasó la mano por la cintura para acercarme hacia él, me dijo al oído: “Solo tienes que decirme cuándo y dónde (sonrisa sexy)”. No hace falta que diga que inmediatamente mojé las bragas. Por un instante me sentí mal porque no hacía tanto tiempo que lo había dejado con mi ex. Pero luego pensé… la vida pasa y los polvos también. Yo nunca he sido de irme de una fiesta para irme con un tío. Las fiestas con mis amigas son sagradas. Así es que, le di mi móvil y le dije que cuando se fuera a ir que me llamase para ver qué hacíamos.

Eran ya las cinco de la mañana cuando vi un WhatsApp de él de hace diez minutos diciéndome que sus amigos ya se retiraban y que solo de pensar lo que iba a pasar en un rato ya la tenía dura. Yo ahí ya no me pude resistir más y quedamos en un punto de referencia para ir a mi piso. Era un tío grande (físicamente hablando) y ya como es costumbre en mí, me empecé a montar unas expectativas enormes no, lo siguiente. Pensaba, no sé, que me iba a desmontar por piezas o algo así.

Total, que según nos encontramos en el lugar donde quedamos, instintivamente nos lanzamos a la vez como si nos conociéramos de siempre y nos dimos un beso de estos llenos de lujuria que pedía a gritos un polvo YA. Finalmente, después de quince minutos andando hasta llegar a mi piso, cerramos de un portazo la puerta de la entrada y me empotró contra ella para comerme el cuello de una forma SU-BLI-ME. Yo llevaba falda, así es que, antes de quitármela, preferí meter la mano para quitarme las bragas porque ya parecían el río Misisipi.

Pasión

Mientras nos liábamos, yo le tocaba el paquete por fuera del pantalón y parecía que le iba a reventar. Por lo que antes de descubrir lo que había bajo esa cremallera le propuse ir o al sofá o a la habitación. Decidimos (no sé si por cercanía o comodidad) quedarnos en el sofá. Yo me senté encima de él y poco a poco nos íbamos quitado la ropa el uno al otro. Yo ya hacía rato que había perdido las bragas y a él ya le quedaba por quitarse solo los calzoncillos.

Pensaréis que estaba siendo una estupenda “cita” (follisqueo, vamos), pero eso no había hecho más que empezar… Cuando se quitó los calzoncillos flipé con el pedazo de pepimen que tenía. Sí, era grande y gorda. Desde mi experiencia os digo que más vale una polla normal que se sepa usar en condiciones que no un pollón, que, entre otras cosas, le hace falta cinco litros de sangre para ponerse dura. El caso es que hasta ese momento había estado empalmado todo el rato, pero fue quedarse totalmente desnudo y se le empezó a quedar blanda.

Yo decidí bajar al pilón para ver si así volvía a su ser de hace diez minutos. Parece que la cosa mejoró notablemente y decidí rápidamente clavarme sobre él antes de que volviese a ocurrir. No me dio tiempo ni a dar cuatro botes encima de él cuando se empezó a salir y oootra vez se quedaba blanda. Gatillazos se llaman ¿no? Él empezó a poner un poco cara de circunstancia excusándose en el alcohol. Yo, quitándole hierro al asunto, le empecé a besar por el cuello y bajando por el pecho, el abdomen, los oblicuos… hasta volver (una vez más) a bajar a su trabuco.

bukake

Me sorprendí porque, al contrario que la vez anterior, esta vez mientras le masturbaba a la vez que se la chupaba, sentía como cada vez iba creciendo más dentro de mi boca e hinchándose tanto que casi me costaba abrirla. Él me tenía cogida por el pelo y sus gemidos eran constantes. Yo estaba también que iba a reventar y pensé, “venga, esta es la tuya, vuélvete a poner encima de él, que esta vez es la buena”. Pues chicas… no me dio tiempo. Me la saqué de la boca y como si fuese una pistola de agua me salpicó enterita y casi me deja bizca. Corridón directo al ojo. Yo me quedé con cara de… ¿Hola? ¿esto está ocurriendo de verdad?

Quitando el calentamiento inicial de los besos y el tonteo, el resto del tiempo lo ocupé en intentar ponerle cachondo. De 40 minutos que estuvimos dale que te pego, media hora se la estuve chupando y los otros diez minutos intentando cabalgarle sin que se saliese. Pero es que, lo gracioso vino después cuando él, súper orgulloso coge y me dice: “joder tía qué bien la chupas, ha estado muy bien, ¿eh?”.

Yo no podía dejar de flipar y encima comenzó a buscar su ropa para vestirse e irse. Me incorporé para limpiarme la cara sin poder salir de mi asombro y le dije…: “Sí, ha estado bien, si hubiésemos follado o me hubieras comido tú el coño ya hubiera sido la hostia”. Pensaba que se iba a volver a escudar en el alcohol, pero no, no. Cogió y me dijo que es que a él no le gustaba bajar. Vamos, esto se lo cuentas a un cura y se caga en Dios.

Situación

En fin, chicas, creé unas expectativas muy altas en un chico que prometía destrozarme y hacerme sudar y luego na. Un polvo (si se le puede llamar así) muy flojo y encima se me corrió en un ojo. ¿Vosotras os habéis visto envueltas en alguna situación de este estilo? Ahora todo son risas, pero en esos momentos… ¡Tierra trágame!

 

Anónimo

 

Envíanos tus follodramas a [email protected]