Nuestro regalo de aniversario nos salió rana.
Mi marido consiguió entradas para un espectáculo de un cómico famoso, que cogió fama en redes por colgar vídeos cortos en los que interactúa con el público de manera divertida.
Conseguir las entradas era prácticamente imposible y además eran caras, así que fue un regalo increíble y me hizo muchísima ilusión.
El día del show, fuimos a la ciudad donde se hacía, yo pagué el hotel y las comidas allí como mi parte del regalo, y cuando fue la hora, nos fuimos al teatro.
De verdad que tenía muchas ganas, les dijimos a todos nuestros familiares que íbamos a ir y subimos varias fotos a las redes. El plan prometía, pero nos equivocamos mucho.
Teníamos buenos asientos, así que estábamos cerca del cómico. El show empezó muy bien y nos estábamos divirtiendo, pero entonces, se fijó en mi marido.
No quiero dar muchos detalles por si estabais ahí o si habéis visto algún video, pero le hizo subir al escenario y empezó a hacer bromas de muy mal gusto.
Primero por ser calvo, luego por su edad y cuando vio que yo iba con él, por asaltacunas. Mi marido y yo no nos llevamos tantos años, pero es cierto que él parece algo más mayor.
El público se reía, así que las bromas cada vez fueron a más y más. Le compararon con personas horribles y con sospecha, o directamente declaradas, de ser pedófilas.
Mi marido no se reía, estaba serio, incómodo. El cómico se dio cuenta y lo puso en evidencia diciendo que debería tener más sentido del humor porque se le tendría que haber contagiado de los niños. También intentó hacerme subir a mí al escenario, dijo literalmente que quería que subiera “la Lolita”. Yo me negué varias veces y al final desistió.
Bromeó con que mi marido me tenía bien enseñada y siguió a lo suyo.
Mi marido bajó del escenario a la que pudo y ni si quiera volvió a la butaca, siguió andando por el pasillo para irse fuera y yo le seguí. Mientras salíamos, el cómico nos vio e intentó frenarnos. Hizo varias bromas pidiendo perdón de una manera sarcástica y hacia el final sí que le vi un poco apurado, pero mi marido no estaba para hostias.
Salimos fuera y se enfadó muchísimo. Estuvo a punto de pedir la hoja de reclamaciones, pero tampoco sabíamos hasta qué punto se podía reclamar algo así.
No entendíamos nada, todo lo que habíamos visto de este cómico parecía divertido y en cambio todas las bromas hacia mi marido habían sido crueles. Es cierto que el público se reía, pero estoy segura de que al final se sintieron incómodos también.
Después de irnos sin terminar el show, nos fuimos al hotel y pasamos una noche bastante mala. Mi marido estaba muy enfadado y se sentía humillado. Al menos tuvimos la “suerte” de que no fue en nuestra ciudad y no nos conocía nadie. Pero nuestro aniversario se fue al traste.
Los días siguientes estuvo obsesionado mirando las redes por si subían algún video. Yo le decía que, viendo su reacción, no creía que fuesen a hacerlo, pero aun así, el entraba cada dos por tres para denunciar el hipotético video.
Pasado un tiempo, pudimos confirmar que ya no iban a subir ningún video a las redes y mi marido empezó a estar más tranquilo.
Cuando la gente nos preguntaba por el show, les decíamos que no nos había gustado, sin dar más detalles, a lo que todo el mundo se extrañaba y hasta nos decían que no teníamos sentido del humor.
Cada dos por tres nos salen vídeos o publicidad de él. Mi marido no lo aguanta y se cabrea por no haber puesto una queja o haberle denunciado en su momento.
Era el plan perfecto y acabamos con muy mal sabor de boca, con consecuencias que duran a día de hoy.
Aun no entiendo qué pasó con ese cómico, pero rechazo completamente buscar las risas humillando a otra persona, eso tiene un nombre y en otros ámbitos no lo consentimos.