Fumadores sociales, vapers y me cago en todo

Ya confesé en otro artículo que me esfuerzo por ser moderna, pero, a la vez, no soporto las moderneces. Sí a ser moderna cuando eso te lleva a reflexionar para deconstruirte y desarrollarte personalmente. No a ser moderna cuando eso implica molestar a los demás.

Las nuevas fiebres relacionadas con la moda o ciertos hábitos me enervan especialmente. Y ahora hay una tendencia que ha cobrado fuerza al calor de los dispositivos estéticos y los sabores afrutados, que es el vapeo. Me refiero al nuevo formato de usar y tirar con envases de colores que venden en el estanco y en cualquier pub. 

No sirven para quitarte de fumar, por cierto, porque ya hay gente que me ha dicho que consume eso más que el tabaco normal. Se usa por postureo puro. Hasta el punto de que la industria, siempre ojo avizor, ya ha sacado vapers con luces de colores que se encienden al fumar. 

Os escribe una que se considera fumadora social y que ha probado dos de esos sabores, pero esto es clamoroso. El primer día de la edición 2022 de las fiestas de mi pueblo, el ambiente se llenó de humo con una mezcla de olores. Estabas hablando con alguien y, de repente, sacaba su vaper del bolso o del bolsillo y se ponía a fumar echándote el humo en la cara, que hay que reconocer que es más agradable que el de los cigarrillos de toda la vida.

A uno de mis amigos, reaccionario a todas estas tendencias, lo tenían negro. “¿Qué mierda es esto? ¿Otra moda? ¿Todos los tontos ahora con esto?”, decía. Al día siguiente trajo el suyo y dijo que era lo mejor que había descubierto. ¡Y no ha fumado en la vida!

  • Vapear perjudica seriamente… el medio ambiente

Yo no entro ni salgo en lo que hagáis con vuestros cuerpos, Juan o Juani. Porque aquí una servidora se puede comer un litro de helado (ultraprocesado, por favor) en 10 minutos y ni respira por el camino. Y llevo desde adolescente sangrando a mis amigas porque “para qué voy a comprar un paquete de tabaco, si yo solo fumo cuando bebo y charlo”. He de decir, en mi defensa, que de vez en cuando invito a las copas o compro un paquete que luego regalo, pero ese es otro tema. 

No soy quién para relatar los efectos perjudiciales del vapeo o del tabaco para la salud, que para eso hay cientos de artículos con más argumento y rigor científico. Pero, a estas alturas del contexto histórico-social, creo que hay que pensarlo bien antes de apuntarse a según qué modas

Si antes nos encontrábamos colillas, cáscaras de pipas y otras guarradas por las playas, era de esperar que nos encontráramos cigarrillos electrónicos ya vacíos, como ha sucedido este verano. Y es descorazonador, porque las pilas que llevan, según se calcula en promedio, pueden contaminar hasta 600.000 litros de agua con químicos como el litio o el mercurio. Por no hablar de los materiales plásticos que se emplea en su fabricación, por si no teníamos bastante con las islas de plástico, las bolsas rozándote mientras te das un baño en el mar y las imágenes de envases de latas atrapando a la fauna marina. 

  • El cambio de hábitos que urge

El vapeo es al fumar lo que la fast fashion a la moda: consume recursos, emite gases en su fabricación y sus residuos tóxicos contaminan. Y todo ello no es para ofrecerte un producto duradero con la máxima vida útil, no, porque lo que debes hacer es desecharlo y comprarte otro cuanto antes. Pasar de los pitillos a las campanas en los pantalones, y del mango a la menta o a las frutas del bosque en el vaper

El cambio de hábitos urge y la naturaleza nos lo está pidiendo a gritos. La culpa de todo no la va tener la fast fashion ni el vapeo, claro, pero son dos ejemplos muy significativos de la sociedad del consumo masivo que se niega a dejar de acumular y vivir con menos. Ya no nos entrará en la cabeza por las buenas, ahora queda confiar en que no nos entre a las muy malas. 

 

Azahara Abril.