Lo que la Generación Z me enseña

Tengo que confesar que me esfuerzo por ser moderna. Bueno, no, matizo. No me esfuerzo por ser moderna para encajar, como quien va soltando las frasecitas que sueltan los adolescentes, sino por estar al día de las inquietudes de personas más jóvenes. Sí, eso es. 

Esta “millennial” vieja, porque forma parte de los primeros años de nacimiento de dicha generación, no quiere quedarse atrapada en la nostalgia. No quiere pertenecer a ese grupo que entona con frecuencia el mantra de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Es más, a mí que me agarre bien fuerte mi Diosito y me suelte en algún momento de dentro de 100 o 200 años, porque aún quiero ser más moderna. 

El caso es que esto de estar al día de las inquietudes de las personas más jóvenes me ayuda a cuestionarme. Replantearme aprendizajes que tenía muy interiorizados es algo saludable que siento que promueve mi desarrollo personal. 

Así que, entre visitas a TikTok y conversaciones con personas de mi entorno, he aprendido algunas cosas de la Generación Z que quiero compartir.

  • 1. Fuera los complejos, fuera el perfeccionismo

Tengo poco más de 300 seguidores en Instagram, y, cada vez que voy a publicar algo, lo escribo primero en las notas, se lo enseño a mi pareja, lo preparo, lo dejo en borradores, vuelvo a enseñárselo a mi pareja y, por fin, lo publico. Y así con cualquier contenido que voy a compartir en redes sociales o en Internet en general, incluyendo los posts de Weloversize. Una tarea ardua motivada por el perfeccionismo, que es más veces detractor que aliado

Las generaciones más jóvenes, en cambio, han nacido y crecido en una era digital a la que yo me incorporé de pleno siendo ya postadolescente. Comparten contenido constantemente, buena parte en directo, sin importarles el fondo o quién pase por detrás. Una práctica que tiene su otra cara, por supuesto, pero que creo que quita muchos miedos y complejos. Lo dice alguien que, hasta hace poco, se sentía ridícula enviando audios de Whatsapp por la calle. 

  • 2. Todo el mundo es válido

Dicho esto en un espacio como este, que se afana en promover el amor propio, puede parecer muy obvio. ¡Pues claro que todo el mundo es válido! Pero, en la práctica, no es así

Os pongo un ejemplo, una conversación de hace años entre dos amigas, también millennials viejas:

Se ha cambiado de sexo. Antes era hombre y ahora es mujer

Sí. Y le gustan las tías

Joder, entonces es que como si no se hubiera cambiado de sexo, ¿no? Va al revés

Podéis criticar a mis amigas, si queréis, pero ya digo que fue hace años, y voy a dudar de que vosotras no hayáis participado en una conversación similar nunca. Porque no me lo creo. 

En el extremo opuesto, hace tiempo vi un tiktok de Apolo Planet en el que parodiaba las actitudes de los Z. Él iba en un coche, se enfadaba, emitía algún improperio en femenino, luego en masculino y, por último, preguntaba: “¿Cuáles son tus pronombres?”. Hasta para insultar hay que respetar, por contradictorio que parezca.  

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  • 3. A veces, vivir se hace bola

Otra de mis “referentas” Z es Ocean Vicky, quien además publicó su Manual para la vida Z que aún tengo pendiente. Uno de los tiktok que más me ha divertido en la red social es en el que ella reflexiona sobre las series y películas de supervivencia, como las de zombies. Le sorprende cómo todos los protagonistas de esas historias luchan, pese a todo lo que han perdido. A ella no le molesta vivir, dice, pero en una apocalipsis no se quedaría para ver la parafernalia. Pondría el cuello o el brazo, se dejaría morder y a tomar viento. 

El ejemplo es extremo y no deja de ser parodia, pero esto de la lucha extenuante e incansable hasta el final de quién sabe qué hay que replanteárselo. Hay que tener ilusiones y perseguirlas, vale. Pero vivir sin tener enormes expectativas, disfrutando el día a día y normalizando que el final llegará también es una opción muy válida.  

  • 4. …aunque el futuro preocupa

Pese a lo anterior, no creo que los/as Z se dediquen a la vida contemplativa sin más aspiraciones ni preocupaciones, ni mucho menos. Que oye, tampoco les culparía, considerando todos los estropicios que les vamos a dejar por arreglar, la verdad. Pero se trata de una generación muy formada, que cuestiona lo que los medios tradicionales venden como verdades absolutas y parecen menos reacios a revisarse. Y eso les ayuda a desarrollar principios muy sólidos.

Fueron los/as Z los que lideraron una iniciativa como la de los “Friday for future”, una serie de movilizaciones por el clima que exigía soluciones a las autoridades políticas. El probable colapso ecológico les mantiene en vilo, mucho más que a generaciones que se sienten más “seguras” porque, en parte, su tiempo ya pasó y pudieron vivirlo en paz. 

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  • 5. Es mejor tener hábitos saludables

Si ves a alguien bebiendo una copa de vino en un vídeo de YouTube o en un tiktok, ni lo dudes: es millennial. Da igual la edad que aparente. Y hay algo que gusta más a los millennials que el vino: decir cuánto les gusta el vino

Mi sensación es que los/as Z no idealizan tanto los hábitos tóxicos. No los tienen normalizados de manera casi insana como otras generaciones, y hay estudios que apuntan en esa dirección. Ni siquiera rinden tanta pleitesía a la idea de farra y fiesta, pues para ellos los planes de disco hasta las tantas no representan la única idea de pasarlo bien. En los tiempos de Netflix, YouTube o Twitch, no es ningún fracaso no salir un sábado por la noche. 

Con esto no pretendo idealizar a una generación, hacerle la pelota ni ensalzar sus valores obviando lo negativo. Parto de que he generalizado, lo que entraña su peligro. Son solo cosas con las que YO me quedo porque me resultan útiles, y que he observado en personas más jóvenes o incluso bastante más jóvenes. Si a alguien más le sirve, me alegraré.

Azahara Abril