Hace unos días llego a mí un auténtico productazo, y aunque los resultados no han sido todo lo positivos que prometía (al menos hasta el momento), no puedo dejar pasar un solo día más sin contaros mi experiencia.

El artilugio en cuestión es el único e inimitable ‘Hips Trainer EMS’, o dicho de otro modo, un aparatito de gimnasia pasiva (a través de electroestimulación) para entrenar tus caderas y glúteos.

Mi esperado invento, el que aseguraba que mi culazo se convertiría en el de la Kardashian en pocos días, llegó rápido. En apenas una semana estaba el señor cartero llamando a mi puerta para entregarme esto…

Que bien podría estar recibiendo mi ‘Hips Trainer’ como trescientos gramos de chopped. Pero nunca hay que perder la esperanza, así que desenvolví aquel montón de plástico de burbujas ansiosa por comenzar a darle uso a mi electroestimulador.

Todo muy sencillo. Un manual de instrucciones con avisos varios (que después os detallaré), un pequeño mando a distancia con el que regular el tipo de entrenamiento que deseas llevar a cabo y… ¡pero por favor! Unas ínfimas tiras adherentes para posicionar sobre el culamen. Subrayo lo de ínfimas ya que claramente éstas no cubrirían toda el área de mis glúteos ni soñándolo. Esto va a ser un espectáculo.

Desde pequeñita me han enseñado que leer los manuales de uso es importantísimo, así que antes de bajarme los pantalones y poner mis cachetes a vibrar, estudié con interés lo que los fabricantes del ‘EMS’ tenían que decirme.

Como breve resumen, este artilugio está recomendado para ejercitar los músculos, rehabilitación, prevenir la atrofia muscular, incrementar la circulación sanguínea en la zona, relajación y tonificación. Mucho me parece para un aparatito que va a pilas. Está claro que los diseñadores del ‘Hips Trainer’ han sido de lo más ambicioso.

Seguidamente nos explican cómo usar perfectamente su invento. Recomiendan entrenar tus glúteos una única vez al día y, muy importante aunque perdido entre texto de relleno, avisan de que es imprescindible consultar con nuestro fisioterapeuta antes de comenzar a ejercitarnos por nuestra cuenta. Bien, gracias por el apunte.

Una vez claros todos los datos que debo conocer para no electrocutarme las nalgas, me armo de valor y empiezo mi primer entrenamiento por electroestimulación.

Efectivamente, y como era de esperar, las tiras adhesivas no cubren ni por asomo la zona a ejercitar. Os adjunto una imagen del primer momento de prueba y como observaréis yo podré poner a vibrar la mitad de mi culamen, no más, es lo que hay.

Aquí lo llevo pegado sobre las braguitas, pero en las instrucciones dejan clarinete que los adhesivos deben estar en contacto con la piel.

Hay que tener fe, así que pego con ganas las pegatinas de silicona a mi cuerpo y me doy cuenta de que debo encender el aparato a ciegas. Juro que en el manual los pasos son tal que así. Por lo tanto palpo como puedo la botonera intentando que aquello empiece a hacer su trabajo.

Por lo que he leído esta joya de la gimnasia tiene hasta seis modos diferentes y mi curiosidad me obliga a probarlos todos de una tacada, así que una vez he conseguido poner en marcha el cachivache cambio los programas y la intensidad a mi antojo.

Si alguna vez habéis ido al fisioterapeuta y os han trabajado los músculos con electrodos, esto es un poco de lo mismo pero con vibraciones a diferentes ritmos y potencia (y lógicamente sin iguales resultados). Uno en concreto me dio la impresión de estar sentándome sobre agujas afiladas así que pegué un par de gritos absurdos mientras intentaba pasar al siguiente programa.

Después de unos minutos agitando mis glúteos comencé a sentir lo que parecían unos ligeros ardores por la zona, así que antes de tener que terminar en urgencias por culpa de una sobreestimulación, apagué el cacharro un tanto decepcionada.

¿Y queréis saber lo que pasó? Pues que aquel breve pero intenso ejercicio me regaló unas agujetas espantosas. Debe ser que una no mueve el pompis todo lo que debería, y con diez minutejos de electrocutaciones mi señor culo ya estaba hecho polvo. Entonces le empecé a dar vueltas ‘oye, que si tengo agujetas es porque algo ha hecho el Hips Trainer’.

Así que durante toda la semana he dedicado un ratito a poner a vibrar mi culo. No sé cuánto tiempo seré fiel a este aparato, ya que yo jamás he sido constante con todo lo que implique ejercicio, pero al menos por ahora estoy cumpliendo. Os contaré algún día si los resultados son los prometidos o si ha sido el dinero más tirado del mundo.

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Mi Instagram: @albadelimon