Hoy he visto una publicación de una presentadora de tele que se quejaba de una campaña publicitaria de bikinis porque, en su opinión, una de las chicas que aparece en la publi no representa un cuerpo “saludable” y es peligroso hacer publicidad con ese tipo de cuerpo como ejemplo. La chica comienza diciendo en su story de Instagram que defiende la diversidad de cuerpos en las mujeres y que una chica puede estar igual de preciosa y verse bien teniendo una S o una XL (vaya, no sabía yo que pasar de una XL a una XXL suponía cruzar una línea que te hace dejar de “ser preciosa y verte bien”, supongo que tendré que empezar a llorar y darme latigazos cada vez que me vea en el espejo porque hace un tiempo que deje la XXL atrás).

Dicho esto, la presentadora (a la que paso de mencionar) comenta que defender y hacer apología de la obesidad le parece peligroso, que ser obeso conlleva muchos problemas de salud y que mujeres como está chica en bikini no deben servir de “ejemplo estético para otras mujeres” porque da lugar a equívocos.

He estado dándole vueltas y lo he llevado a mi terreno: una chica gorda (yo) y bikinis (cercanos en mi horizonte temporal porque se acerca el veranito). En su story, la presentadora, hace un “quiero saber vuestra opinión” y habilita un espacio para que la gente comente el story en cuestión. En ese feedback, alguien advierte que en esa campaña no se ve diversidad y que meter a ahí una gorda es muy forzado, a lo que ella confirma con un “Lo es” y ahí es cuando viene mi comentario… ¿Qué ver a una gorda en bikini con un grupo de amigas delgadas  en la playa es forzado? ¿Pero esta gente a que playas ha ido?

Porque yo desde que he sido pequeña he ido a la playa y he visto todo tipo de cuerpos de mujeres, cuerpos delgados, gordos, altos, bajos (pero he decir que lo que más me sorprendía eran las mujeres de 60 y pico años con nivel de bronceado “Nutella” y su topless de tetas colgaderas, que olé por ellas, por supuesto). ¿A qué clase de playas han ido, en serio? ¿A playa de la Casa de Malibú de la Barbie?

Entonces he pensado… “Joder, yo muchas veces he dejado de ir  a la playa o  a la piscina porque me daba vergüenza que me viesen en bikini o bañador”. Me he quedado en casa cuando mi familia o amigos hacían planes de playa o piscina, me daba mucha vergüenza ir con amigas a la playa por si comparaban mi cuerpo con el suyo, etc., y entonces me he dicho “¿Y si ninguna gorda esta yendo a la playa / piscina y esta gente de cree que no existen gordas en bikini? ¿Y si creen que Thanos nos ha volatilizado con un chasquido o hemos sido absorbidas por un inminente agujero negro?”.

Por eso estoy escribiendo esto, para que cada vez que mi yo del futuro dude sobre hacer planes playeros, o para cada vez que piense que no debería ponerme bikini aunque haga 1000 grados al sol y quiera ponerme la tripa morena, para que cada una de esas veces me acuerde de esta story de mierda y pueda demostrarle a esta peña that i’m here bitches, que la gente gorda en bikini EXISTE. Y que nos gusta tomar el sol, jugar a las palas, rebozarnos como croquetas en la arena y buscar pececillos con el snorkel del chino. Vamos, lo que hace cualquier ser humano básico en la playa, porque sí señores, las personas gordas vivimos en el planeta Tierra como el resto y nuestra existencia no es en detrimento de la vuestra.

 

Metiéndome un poco en el ajo y sin ser yo ninguna experta en publicidad o en marketing, está claro que el primer objetivo de una campaña de publi es dar a conocer el producto de forma atractiva para venderlo. Lo que ha hecho la marca en cuestión es representar la típica escena de “¡súper amiguis corriendo en la playita, mega diver!” pero incluyendo una muchacha gorda en el grupo de 4 chicas en bikini. De verdad, ¿tan peligroso creéis que es eso? La primera vez que vi a una chica con talla grande como modelo de una marca de ropa popular entre las chicas de mi edad, casi lloré. Recuerdo que pensé “Joder, mírala a ella, una chica guapa y gorda luciendo un conjunto de lencería como una completa diva”. Era la primera vez que veía en una tienda de ropa “cool-juvenil- a la moda” una chica que podría ponerse mis pantalones. Me sentí bien por dentro, como si hubiera hecho un check en una casilla que llevaba años en mi mente. 

Dese que tengo uso de razón (y nací en los noventa) toda la publicidad dedicada a la estética femenina se ha centrado en un tipo de mujer muy concreto (Y NO ME DIGÁIS QUE LAS KARDASHIANS HAN ROTO EL MOLDE PORQUE OS METO UN MECO). En estos últimos años, poco a poco se ha ido introduciendo otro tipo de mujeres que rompen este canon tan marcado y eso, creedme, ayuda a la salud mental de todas esas chicas que se salen de la “norma estética”.

Obviamente las empresas no lo hacen porque le preocupe en exceso la salud mental de los gordos / gente con discapacidades / gente que pasa de los 45-50 años, etc., NO, lo hace claramente para capitalizar una lucha como también pasa con las camisetas del H&M sobre el feminismo o sobre los derechos LGTBI+, pero bajo mi HUMILDÍSIMA OPINIÓN de chica gorda en sus 20’s, que se siente aliviada con este tipo de anuncios, lo acepto y no les tomo la mano sino también el pie. Más representación, más porfa. 

Cristina González