El otro día se celebraron unos de los Globos de Oro más extraños de la historia de estos premios. Pero ni la pandemia ha podido impedir que las celebridades se nos pusieran sus mejores galas y se paseasen por la nueva alfombra virtual.

A falta de una buena alfombra roja de toda la vida, buenos son los posados caseros.

Total, aquí el que más y el que menos vive más en las redes y el mundo virtual que en la aburrida, sosa y analógica vida real. ¿Verdad?

Así que, como ya viene siendo habitual, sentémonos, veamos y escupamos el odio que ya no nos cabe dentro en forma de caracteres en alguna red social. Es gratis, llega a todos los rincones del planeta y se queda uno de un a gusto…

O así debió de quedarse una tal Amanda Richards — yo no tengo ni idea de quién es, igual en USA la conocen más — cuando publicó un tweet diciendo:

‘La chica gorda de Bridgerton lleva un cárdigan negro en los Globos de Oro. No importa lo sexy y elegante que seas, si eres una chica gorda siempre habrá un cárdigan negro que pensarás usar, entonces decides no hacerlo, pero al final lo llevas porque sientes que debes hacerlo’

Imagen de @nicolacoughlan

Ajá.

La chica gorda de Bridgerton.

¿En serio? ¿Todavía estamos con esas? ¿De verdad le pareció que esa era la forma adecuada de hacer referencia a esa actriz? Es que no sé si hay algún tipo de sarcasmo o denuncia escondido en esa publicación que se me está escapando, no lo pillo.

Y me hace preguntarme cómo se hubiera referido a las otras actrices de esa serie.

¿Habría escrito algo como ‘la flaca de Bridgerton’?

¿La negra de Bridgerton?

¿La culona de Bridgerton?

¿La vieja de Bridgerton?

¿La orejotas de Bridgerton?

Pues lo mismo sí, con un par.

Seguro que la tía tiene su estudios, capacidad y herramientas para no caer en este tipo de faltas absurdas y carentes de sentido en la actualidad.

Es más, es que no hace falta tener un doctorado para saber que las palabras escogidas en la redacción de ese infame tweet pueden herir sensibilidades.

No hay que ser muy listo para saber que no es bonito referirse a alguien por una característica física, sobre todo cuando se hace en sentido peyorativo. Por no decir nada del agravante que supone hacerlo en un medio de alcance global.

 

La respuesta de Nicola Coughlan fue rápida y contundente:

‘Pensé que el cárdigan se veía genial, Molly Goddard los usó en la pasarela con sus vestidos y de ahí surgió la idea, también tengo un nombre’

Un aplauso para la chavala.

A mí me parece una tía preciosa, la verdad. Y creo que llevaba un maquillaje espectacular y un estilismo muy acertado y con un toque Bridgerton de lo más adecuado.

Con rebequita o sin ella.

Pero vamos, que guapa, fea, gorda, delgada, alta o baja, lo que se merece cualquier persona es respeto.

Y si quieres comentar cómo luce alguien en unos premios y no te sabes su nombre, búscalo en Google, que para eso está.