Automedicación y redes sociales.

 

¡Hola, amores! Hoy vengo con un tema un poco más serio y preocupante. O, al menos, a mí me lo parece. Creo que estamos de acuerdo en que las redes sociales han sido un gran descubrimiento y que son muy útiles a muchos niveles. Poder estar en contacto con personas que queremos y viven a cientos o miles de kilómetros; compartir experiencias con las que nos podemos sentir identificadas; hablar de productos que nos encantan y que creemos que pueden gustar o venir bien a más personas. Podría rellenar el artículo entero hablando de lo bueno que tienen las redes sociales. Pero también tienen un lado malo, y no solo hablo del acoso, las amenazas y todo eso, que daría para veinte artículos más. Hoy quiero hablar del problema con los fármacos «para adelgazar».

Yo soy la primera que estoy gorda, lo he dicho más de una vez, y estoy en proceso de pérdida de peso por mí, y por mi salud. Tengo Síndrome de Ovario Poliquístico —sí, una putada—, y varios desarreglos hormonales. Creo que cada persona tiene su proceso, porque bajar de peso, o comenzar un cambio radical en la vida, con lleva lidiar con muchas cosas. ¿Cuántas de nosotras no habremos dicho mil veces que vamos a dar un cambio, y a los dos días estamos repitiendo los patrones de siempre? ¿O cuántas lo hemos intentado, pero al final el día a día se nos complica y lo que queríamos hacer se queda en el olvido? Seguro que muchas. Y, lo peor, es cuando lo hacemos no porque queremos, sino porque los de alrededor nos presionan para que lo hagamos. Yo llevo con dietas absurdas desde que tengo memoria, y nunca me han servido de nada. Hasta que he dado con profesionales que han mirado más allá, he aprendido a aceptarme como soy, y he sido yo la que ha dado un paso al frente por mí, por nadie más.

¿Y a qué viene todo esto? A que la presión de las personas que insisten en que «deberías bajar de peso por tu salud» nos lleva a hacer verdaderas locuras —como las dietas milagro—, y esas locuras a veces tienen consecuencias para terceras personas. Y es aquí donde entran las redes sociales.

Seguro que últimamente habéis oído hablar de una o varias de estas medicaciones: Trulicity, Saxenda y Ozempic. Sí, ¿verdad? ¿Cuántos vídeos sobre chicos y chicas súper contentos hablando de las maravillas de una de estas tres medicaciones? Que si se pierden 10 kilos en tres meses, que si ayuda con la ansiedad a la hora de comer porque notas el estómago lleno, que si es la medicina que toda persona que quiera adelgazar necesita… Los «mira cómo estaba y mira cómo estoy hoy gracias a esto» que hay por Tiktok, Instagram, Facebook… Y ojo, que está súper bien hablar de los cambios, mostrar tu evolución en un proceso difícil como es este. Pero lo que está mal es no informar bien de estas medicinas.

Trulicity, Saxenda y Ozempic son medicaciones que se utilizan para personas diabéticas con sobrepeso. Y lo sé porque por el SOP tengo desarreglos con la insulina y me dan subidas de azúcar —muy pocas— y bajadas —las que más—, así que antes Trulicity, y ahora Ozempic, me ayudaban a controlarlas y a que no me desmayara por una bajada de azúcar como me pasó en 2019. La cosa es que son medicaciones muy fuertes que deben llevar un seguimiento, sobre todo por la cantidad de efectos secundarios que tienen. A mí, por ejemplo, al empezar a inyectarme comencé con muchas náuseas el primer mes —era ponérmela y el primer día y parte del segundo tenía el estómago del revés—, he llegado a vomitar la comida o la cena en varias ocasiones —a veces, incluso, la comida del día anterior—, a ir un poco más estreñida al baño y necesitar cambiar la dieta, a tener digestiones un poco más pesadas, a que ciertos alimentos me provocasen indigestiones muy desagradables… Y esto es muy poco comparado con todo lo que pueden provocar, por eso yo cada mes tengo que ir a las revisiones con mi enfermera, para ver cómo me va sentando la medicación, qué efectos secundarios estoy teniendo, cómo evolucionan desde el mes anterior, etc. Sí, claro que me pesan, me toman la tensión y el azúcar, pero cada vez que entro, lo primero es preguntarme por la medicación.

¿Qué pasa? —y con esto llego por fin al quid de la cuestión—, que como se está poniendo de moda subir vídeos hablando de las obras y milagros de estas medicaciones, la gente, sin ton ni son, está comprándolas y usándolas sin supervisión médica. El mercado negro está siendo un auténtico problema. Eso y las farmacias que las expenden sin receta, que también las hay, aunque son las que menos. Gracias a las redes, estos medicamentos se han popularizado y personas que no los necesitan los están usando para bajar de peso. Y claro, esto tiene dos problemas muy graves: la automedicación sin supervisión médica y los problemas que estas personas puedan tener a largo plazo, y el desabastecimiento en farmacias que provoca que los que sí debemos medicarnos con ellas, no podamos hacerlo. 

Y yo me pregunto… Leñe, ¿la gente que hace esto no se da cuenta de que están inyectándose cosas sin saber? ¿Que toda medicación tiene que ir pautada y vigilada porque no deja de ser un químico que nos metemos en el cuerpo? Gente, de verdad, automedicarse, con lo que sea, es peligrosísimo. La medicina ayuda, sí, pero usarla mal nos puede intoxicar. Hablo de este tema en concreto hoy, porque las redes sociales están haciendo de altavoz desinformando sobre un fármaco, pero es algo que se hace sin pensar, que llevamos arrastrando desde hace muchos años y vemos como algo normal. Además, al comenzar el proceso cada uno responde de una manera diferente. Y al dejar de tomarlo, pasa lo mismo. Puede haber un fuerte efecto rebote, por ejemplo, porque sí, claro que comes menos, sientes el estómago lleno antes, a veces ni siquiera tienes hambre, pero… ¿qué pasa si no cambiamos, además, los hábitos? Que en el momento en el que hayamos bajado 20 kilos, por ejemplo, y dejemos la medicina… volveremos a comer poco a poco igual que antes, y subiremos lo mismo o incluso más de lo que hemos bajado.

Y aparte de eso… ¿qué ocurre con las personas que, en este caso, necesitamos la medicación y no por perder peso? ¿Nos exponemos a que nos pueda dar un chungo? Y aunque hable de esto en concreto, como he dicho antes, es que por lo visto está pasando con más medicamentos.

Así que, por favor, usad las redes sociales bien, y no os toméis nada sin que vuestro médico os lo recete. Está bien hablar de nuestras experiencias, se necesita, pero antes de subir un vídeo, por favor, pensad en las consecuencias que pueden tener. Si habláis de algo que afecte directamente a la salud y no sea natural, como los medicamentos, recalcad para qué sirven, por qué lo tomáis vosotros y que siempre es bajo supervisión médica. Bastante mal está la vida ya, como para encima hacernos daño nosotros mismos por querer encajar en un canon que nos imponen los demás.

 

Nari Springfield.