The Biggest Loser («El mayor perdedor» en español) es un reality show estadounidense emitido por la cadena NBC que cuenta con quince temporadas en su haber así como con numerosas adaptaciones internacionales.
El planteamiento del programa es simple: un grupo de personas con obesidad deben competir para ganar 250,000 dólares que irán a parar al que consiga perder más peso. Los concursantes son supervisados por varios entrenadores personales y nutricionistas y deben superar numerosas pruebas para garantizar la permanencia en reality (durante la fase de tentación, por ejemplo, tienen a su alcance numerosos alimentos hipercalóricos que deben evitar consumir si no quieren ser expulsados).
Pese a que The Biggest Loser siempre ha estado empañado por la polémica (varios concursantes han afirmado haber desarrollado trastornos alimenticios a raíz de la participación en el mismo y una de las entrenadoras fue duramente criticada tras descubrirse que ofrecía pastillas de cafeína a los participantes) el mes pasado presenciamos el mayor escándalo en los diez años que lleva en antena.
Rachel Frederickson, de 24 años, batió el record del programa tras perder el 60% de su peso inicial (de 117 a 47 kgs), reapareciendo ante la audencia con un IMC de 18, considerado como «demasiado bajo» según dicho indicador.
Desde los que criticaban el mal ejemplo que Frederickson podía generar entre el público más joven hasta los insultos más hirientes respecto al nuevo aspecto de la concursante («bichopalo» o «asquerosa»), las redes sociales se llenaron de comentarios que ponían en duda lo saludable de una pérdida de peso tan grande en tan poco tiempo.
Y es que, efectivamente, son numerosos los expertos que arremeten contra The Biggest Loser , Ya no estoy gordo (MTV) y otros formatos similares. El régimen de adelgazamiento promovido por el reality (seis horas de ejercicio intensivo combinado con una dieta extremadamente baja en calorías) pueden acabar afectando al hígado, a los niveles de potasio y derivar en problemas del corazón. Además, al sufrir una pérdida de peso tan extrema en tan pocos meses muchos de los concursantes sufren un efecto rebote y no terminan por estabilizarse en un peso sano y saludable.
También se pone en duda la intención de dichos programas, que va más en la línea del espectáculo que en la de concienciar a la audencia sobre la importancia de llevar unos hábitos de vida saludables.
Y tú, ¿qué opinas de este tipo de formatos televisivos?.