La realidad de trabajar de atención al cliente

 

Ya sea de manera telefónica como presencial, el trabajo de atención al cliente, es un trabajo infravalorado y muchas veces agotador. Es un trabajo que requiere de muchas capacidades y, en contra de lo que piensa la mayoría, no todo el mundo es válido. La creencia general de la teleoperadora de atención al cliente, es la de una persona antipática que intenta ser amable, que te pasa de un lado a otro sin darte soluciones. Entendemos que este es el perfil y así tratamos, de manera fría e impersonal. El trabajo de atención al cliente si se hace correctamente diferencia a la empresa y le da un valor añadido. Es un trabajo que genera fidelidad al cliente y le hace repetir la experiencia, pero muchas veces no se realiza de manera correcta. 

Es un trabajo complejo porque las exigencias de la empresa muchas veces chocan con las exigencias del cliente. El cliente necesita una respuesta, y a veces (casi siempre) la respuesta no puede ser inmediata. En una empresa intervienen diferentes agentes, pero la atención al cliente es quien liga a estos agentes con la empresa. Es complejo equilibrar estos diferentes elementos y por eso el trabajador debe de poseer empatía, capacidad de comunicación, pero también paciencia y saber soportar las críticas. Y lo que es más importante, aprender a separar la crítica a la empresa de la crítica personal. 

Si bien es cierto que el trabajo de atención al cliente no siempre se recompensa como se debe, es un trabajo gratificante cuando las cosas salen bien. Pero, muchas veces este trabajo se infravalora sobre todo porque consideran que estar todo el día al teléfono no es un trabajo de verdad. A la vez, incluso tus compañeros consideran que tienes poco que hacer y tu trabajo es muy sencillo. Es un trabajo con mucho estigma, tanto por el trabajo en sí, como porque se cree que todo el mundo está capacitado. Es decir, se piensa que solamente con ser agradable ya vale. Pero, es algo más. Se necesita de capacidad de resolución, capacidad de aguantar el chaparrón y paciencia. 

Ahora bien, es a la vez un trabajo gratificante. Trabajas para ayudar a las personas, trabajas para fidelizar clientes, trabajas para compensar y si las cosas salen bien, y el cliente queda contento con tu atención, te sientes muy bien. Es un trabajo en el que tienes la capacidad de conocer gente, de entablar relaciones y de comunicarte. No es un trabajo rutinario y cada día vives nuevas aventuras. Es un trabajo cómodo, en el que tú mismo debes ser capaz de organizarte y realizarlo. Es un trabajo individual, pero te permite estar en contacto con el resto de personal de tu empresa y establecer relaciones con ello. 

En resumen, debemos dejar de estigmatizar cada trabajo, encasillarlo, simplificarlo y etiquetarlo. No siempre lo que consideramos que es simple y sencillo, es así. A veces, cuando nos ponemos a realizar dicho trabajo es cuando tomamos conciencia de su dificultad. Pero, también añado que con ganas, ilusión e iniciativa para aprender, estás capacitado para trabajar de lo que desees. Incluso aunque creas que no serás capaz.

 

Ainhoa Jiménez