Ser mamá es una de las experiencias más maravillosas en la vida de una mujer, pero también la más dura a la que te enfrentarás. Cuando te conviertes en madre, no tienes más remedio que renunciar a muchas cosas: renuncias a salir tanto como antes, renuncias a tener una vida social activa, renuncias a muchos de tus hobbies por falta de tiempo, pero lo más importante a lo que algunas mujeres renuncian tras nacer sus hijos es a su trabajo.

Cuidar a un bebé a tiempo completo puede ser una tarea muy exigente y ya sabemos que nuestra sociedad no está preparada para la conciliación familiar y laboral. Por esto, muchas mujeres deciden dejar su carrera para cuidar a sus hijos, al menos durante los primeros años de vida de los pequeños, que es cuando un niño más necesita tu atención.

Hay madres que deciden pedir una reducción de jornada en su trabajo para tener más tiempo y ocuparse de su bebé. Pero esta opción no es siempre válida para todas. No nos engañemos, las guarderías privadas en España son muy caras, y las plazas en escuelas infantiles públicas son muy limitadas. Por lo que a veces no te compensa trabajar media jornada y pagar escuela para dejar a tu retoño. En esos casos, muchas madres deciden pedir una excedencia, o directamente renunciar a su puesto de trabajo, para quedarse en casa con su bebé, al menos hasta que el peque cumple los tres años y ya pueda optar a una plaza en un colegio.

Pero ¿qué ocurre con esas mamás que se quedan en casa con sus hijos? Cuidar a un bebé a veces es una tarea muy solitaria. Pasar horas en casa sola con tu bebé, dedicándote 100% a él y a las tareas de la casa, a las que te deja el bebé entre siesta y siesta, puede ser bastante agobiante.

Es muy común que la mujer que se queda en casa para cuidar de su bebé se sienta aislada y sola, porque apenas tiene tiempo para nada más que estar con su hijo. Dejó de tener tiempo para ella, de salir a tomar café con sus amigas, muchas veces no tienen tiempo ni para ducharse tranquilamente.

Suelen ser personas incomprendidas. La gente no entiende porqué están siempre cansadas si están en casa, lo que no saben las personas que no lo han vivido es que un bebé te agota física y mentalmente.

Muchas de estas mamás han renunciado a una profesión que amaban, por dedicarse en cuerpo y alma a su bebé. Porque es duro trabajar y cuidar a tus hijos, pero es igual de dudo estar todo el día en casa, porque no tenías una opción mejor, sabiendo que podrías estar realizándote como profesional en tu trabajo.

Y si hablamos de la lactancia materna ya nos podemos meter en temas muy delicados. Para muchas es maravillosa, un vínculo especial con sus bebés, pero a otras les supone una dura tarea que te convierte en un apéndice de tu hijo veinticuatro horas al día, los siente días de la semana.

¿Cómo poner remedio a esta soledad?

¿Qué podemos hacer ante esta situación? No hay una solución fácil, pero antes de caer en una profunda depresión, debes buscar maneras de aliviarte, porque la salud mental de la mamá es tan importante como todo lo demás. A veces necesitas hablar con otros adultos, salir de la rutina, ser tú misma y no solo la mamá de.

Asistir a grupos de apoyo para madres o talleres de lactancia que existen en muchos ambulatorios, puede ayudarte a conectar con otras mamás que viven una situación parecida a la tuya.

Apóyate en tu pareja y familiares, delega tareas y pide favores. A veces creemos que podemos con todo y no es así. Pedir que se queden con tu bebé unas horas para irte a la peluquería, para irte de compras o para quedar con una amiga, es una muy buena opción para salir de la monotonía y recargar pilas.

En resumen, es importante reconocer que la maternidad puede ser un trabajo exigente y solitario, pero hay maneras de hacer frente a la soledad y conectarse con otros adultos. Busca oportunidades para conectarte con otros y cuida de tu propia salud mental y emocional.