Las peticiones más rocambolescas que me han hecho como organizadora de bodas

 

Soy organizadora de bodas desde hace más de 20 años. Aunque trabaje cuando otros se divierten, me encanta formar parte de cada una de las fiestas que he ayudado a montar, ya que es una manera de ayudar a las personas a crear los recuerdos más importantes de su vida. En todo este tiempo, me han surgido mil anécdotas que contar, pero hoy voy a tratar unas cinco que me dejaron impactada por su originalidad. 

Un novio en parapente

Se trataba de un personaje público y la gestión la hizo a través de su equipo de confianza, con representante, responsable de prensa, abogado, etc. Cinco tíos intentándonos convencer de hacer un aterrizaje en parapente del novio, que previamente se habría lanzado desde un helicóptero. La finca escogida se encontraba rodeada de palmeras que dificultaban un descenso seguro para el osado cliente, pero él se empeñaba en llevar a cabo su aventura. Y hasta aquí puedo contar; pero, entre nosotras, hubo que abortar misión ya que los bomberos tuvieron que intervenir durante el ensayo. ¡Casi nos quedamos sin novio! 

Los desconfiados del contrato 

En una ocasión nos encontramos con una pareja que, tras cada cita, nos hacía firmar un contrato conforme la reunión se había llevado a cabo y se habían tratado y aclarado ciertas cuestiones. Además, las conversaciones telefónicas eran grabadas. Ellos querían asegurarse, a toda costa, que su boda iba a realizarse según su planteamiento, por lo que precisaban pruebas de todo lo hablado para evitar sustos. El mismo día de la boda, tendieron al centro de celebraciones un contrato final con el número de invitados finales, las horas de barra libre utilizadas, consumo de botellas, etc. Su preocupación fue tan extrema que, aunque salió una celebración perfecta, ellos no la disfrutaron. ¡Una auténtica lástima!

 

Que los camareros vayan disfrazados 

Las bodas temáticas son muy comunes. He organizado bodas del oeste, de Halloween, de la jungla, de viajes o un destino en específico… Hubo una preciosa, tipo cóctel, caracterizada como un mercadillo de la Toscana con paraditas de diferentes alimentos; pero, sin duda, la más estrambótica fue una de Disney. 

Que la música que suene en la boda sea de Disney, es lo normal; que el nombre de las mesas sea de películas de Disney, entra dentro de la lógica en una boda de esta temática; que los centros de mesas sean de peluches y se prescinda de flores, suena hasta original; pero que pretendas que los camareros se disfracen de Olaf, Capitán Garfio, Vaiana y una larga lista de personajes Disney, nos dejó a todos en shock. La novia alquiló los disfraces y los camareros cedieron. Oye, no dejó de ser curioso ver al Pato Donald servir un solomillo. 

Hinchables y toro mecánico

Quizá no es tan rocambolesco, pero sí que he de confesar que se sale de las peticiones normales. He tenido parejas que lo único que les importaba era hacer de su boda una pista americana, tipo “Humor Amarillo” para sus invitados. La comida pasaba a un segundo plano: tipo catering, con menaje de cartón y sillas tijera, pero mucha diversión. ¡Un auténtico parque de atracciones en miniatura para adultos! Con toro mecánico y regalos en la tómbola. 

La suegra que quería ser la protagonista 

En una ocasión, tuve una pareja de novios que vivía en otra ciudad y depositaron en la madre de él la confianza de organizar algunos detalles de su enlace. Hasta aquí todo bien, pero pronto la suegra empezó a cogerse una licencia que no le correspondía. La pareja me enviaba sus deseos a través de e-mail, pero ella llegaba y en la reunión me lo pretendía cambiar todo. Con el argumento: “Yo voy a pagar esta boda”, se creía la dueña y señora del evento de su hijo y su futura nuera. Hablamos de temas tan serios como la elección de la finca, del menú, del tipo de tarta… Por ejemplo: los novios querían una comparsa que animase a sus invitados a ritmo de Carnaval, pero ella prefería un cuarteto de cuerda. Además, la entrega del ramo la quería hacer ella. Y cosas así, muy fuera de lugar. 

Esta boda me quitaba el sueño, por lo que convoqué un cara a cara entre la pareja y la suegra. Spoiler Alert: la suegra no vino a la boda. 

 

Si queréis, en otra ocasión, cotilleamos sobre bodas que han acabado como el Rosario de la Aurora. Novios separados antes del corte de la tarta, invitados en urgencias, la dama de honor carterista… ¡Uff! Id haciendo café. 

Anónimo