¿Cuántos memes hay de la gente borde? ¿Cuántos artículos sobre lo guay que es ser borde, tener cara de borde o ser tan tímida que pareces borde? ¿Cuánta reivindicación de que estas personas no son tal y como aparentan? PUES HOY VENGO A REIVINDICAR A LAS RISUEÑAS.

A revindicar que las risueñas también sufrimos. ¿Estás harta de reírte solamente como medio de integración en un grupo? ¿Hasta el moño de sonreír por defecto cuando en realidad quieres decirle “Maricarmen, me importan tres huevos los perros de tu sobrina”? ¿Eres de las que intenta soltar alguna gracieta en situaciones incómodas? ¿ESTÁS HASTA EL MONTE DE QUE CUANDO UN DÍA NO SONRÍES TE PREGUNTEN SI TE PASA ALGO? Si has respondido a una o varias de estas preguntas sí, pasa a la siguiente casilla.

chica sonrisa globo
Aquí estás tú presentándote al mundo con tu sonrisa.

GENTES DEL MUNDO, las risueñas no es que seamos seres de luz angelicales que vemos la vida de color de rosa y fluyamos en ríos de eterna felicidad. NADA MÁS LEJOS DE LA REALIDAD. Es muy probable que tu amiga la Risas, la graciosa, la optimista, en el exterior suelte margaritas por los ojos, pero en realidad sea una pava igual que tú intentando no hundirse en la mierda contigo. No olvides que, como cualquiera, las que somos risueñas también sufrimos.

Cuando le digo a la gente de mucha confianza, aka churri, “estoy harta de reírme tanto” me mira como si estuviera chalada. Pues lo estoy, harta, no chalada (aunque un poco también). Mi vida se basa en responder por defecto con un “jaja” antes de añadir nada más a la conversación. Y es de un cansino que espanta.

¿Por qué tengo que reírme cuando mi jefe me pregunta la hora? ¿A qué viene reírme cuando alguien me pide permiso para dejarle pasar al fondo del bus? En serio ¿por qué río más que cago? No me malinterpretéis, que echarme buenas risas con alguna serie o peli o con gente jodidamente graciosa me flipa. Amo hacer reír a los de mi alrededor haciendo el ganso porque ese es mi espíritu animal, PERO VENGA YA ME DUELE EL MASETERO.

Creo que es más el efecto de la cerveza que la gracia que me hace.

Además de reivindicar a mis hermanas risueñas, vengo a pedirle al mundo que nos deje en paz. Que no nos toméis por bobas, frágiles o tiernas. La risa es un acto reflejo que deberíais agradecer que tengamos porque si no cogeríamos el lanzallamas y nos liaríamos a fogatas. Mi alma oscura y atormentada nada tiene que ver con las veces que estornudo, parpadeo o, incluso, tengo hipo. Pues lo mismo con la risa. Esta ahí, no puedo evitarla. Acógela o pasa de largo, pero no la interpretes mucho más.

A las risueñas no es fácil divertirnos, al contrario de lo que os pueda parecer, solamente nos reímos mucho. No es lo mismos reír, sonreír, que soltar una carcajada que sea la envidia de Úrsula (la de la Sirenita, no la Corberó que no sé cómo se ríe la muchacha). Si soltamos una carcajada, sabed que sois de los que nos pilláis fuerte. Que estáis a la altura de Chandler o Andy Samberg (en mi caso, al menos). Si lo que soltamos son risillas sin importancia, es nuestro yo desesperado por un poco de aceptación; no lo dejéis todo para perseguir vuestro sueño de hacer comedia en la Paramout.

En aras del cuidado de la risueña que tienes en tu vida, voy a facilitarte la vida dándote las pautas para:

1.- Reconocerla 2.- No hincharle las narices.

Atentérrima, compañera.

¿Cómo reconocer a una risueña?

Reconocerás a una risueña observando los siguientes comportamientos:

  • Soltará un bufidito sonriente SIEMPRE Y SIN EXCEPCION a cualquier situación circunstancial que le cuentes. Ejemplo: Maricarmen “hay que ver qué frío hace hoy, para quedarse en casa” la risueña “hmjaja, sí”. No, Maricarmen, no eres la monda ni la pera limonera. Quedarse en casa no es un chascarrillo. Es la forma de la risueña de decirte sin pegarte “gracias por el evidente parte meteorológico de hoy; yo también he salido a la calle” .
  • Cuanto más incómoda sea una situación, más sonreirá, reirá e intentará hacer chistes innecesarios. A tener en cuenta, éstos siempre serán dirigidos a quien sea el gestor de esa situación: un camarero borde, el líder de una reunión, un cliente sieso, …
  • Su primera reacción es siempre la sonrisa: da igual que le cuentes que te ha quedado la sopa sosa, que te casas en dos meses, que te han dado el Nobel o que tu prima te ha robado el hijo, lo primero que hará será sonreír. Ya luego se pone a procesar. Pero una buena sonrisa no falta nunca. A veces es tal, que te plantearás si te ha escuchado bien. Sí, lo ha hecho, seguramente se le haya quedado enganchada la mandíbula de tanto movimiento.

 

¿Cómo no hincharle las narices a una risueña?

  • No le digas que deje de sonreír. NO PUTO PUEDE. Si llora y sonríe, la dejas llorar mientras sigue sonriendo.
  • Si un día no sonríe NO LE PREGUNTES QUÉ LE PASA. A veces, solo a veces, no tiene la energía ni las ganas de traeros buen humor al resto, pero no tiene por qué sentirse desdichada.
  • No subestimes su lucha. Sin ánimo de ponerme profunda, un pequeño recordatorio: que alguien sonría no quiere decir que en su vida todo marche, vaya fantástico y los pajaritos de la Cenicienta le hagan la cama. Las risueñas tienen movidas igual que tú, no te olvides de preguntar «qué tal estás» de verdad. Nunca asumas: “tú debes estar fenomenal, siempre estás sonriendo”. Porque las risueñas también sufrimos. Asumir que está todo en orden por el gesto de su boca es, como dirían los americanos, MIERDA DE TORO (aka bullshit).
sonrisa
Procura entender qué hay detrás de esa sonrisa

Como todo, hay risueñas optimistas y bondadosas y risueñas fatídicas y perversas. Hay risueñas en todos lados y de toda clase y condición. Es un rasgo más de quiénes son. Eso sí, si tienes una risueña en tu vida, cuídala que nunca está de más algo de alegría en este mundo y recuerda que las risueñas también sufrimos.

¿En qué situaciones os habéis visto por sonreír demasiado?

@tengoquenayque