¿No os ha pasado alguna vez que entráis en una tienda, cogéis vuestra talla y cuando os la probáis…¿pero qué cojones?? Pues eso es lo que me pasa últimamente cuando entro en Zara. Llegó un momento en el que casi me deprimo, hasta que me di cuenta de que no solo era mi talla 38 la que no me entraba, sino que una de más no me la puedo ni abrochar. ¿Qué coño está pasando con las tallas Amancio?

Lo bueno es que, si vas a otro lugar, puedes probar a ver si eres tú o es la primera tienda. Al menos ese es mi consuelo. “No eres tú, es él”, pienso para mis adentros, sintiéndome mejor sabiendo que no tengo la culpa de que entre esos pantalones y yo, no haya una buena relación. Pero yo no he cambiado, sigo siendo la misma, el que ha cambiado es él, y me duele. Quería tener esos pantalones.

La clave estuvo hace unas semanas. En Reyes hicimos un amigo invisible en la familia de mi novio y, al que le tocaba regalarme estaba de viaje, por lo que entre unas cosas y otras, hasta ahora no ha podido hacerlo.

Así que le dije que había unos pantalones en Zara que me enamoraron por completo y que si me compraba eso o algo de ropa, tenía que ser la talla 38. Imaginaros mi sorpresa cuando me lo regaló Y NO ME ENTRABA EL PUTO PANTALÓN. Sorry?? “No puedo haber engordado tanto como para que no me entre mi talla coño”.

Pero claro, qué iba a hacer. Tuve que armarme de valor, ir a la tienda y cambiarlos por una talla más, muy a mi pesar.

Y es que, lo que me molestaba en ese momento, no era engordar o adelgazar, era que yo confiaba en mi cuerpo, siempre hemos sido uno, siempre con la misma talla, ni más ni menos, y ahora de repente, me la juega así? ¿por sorpresa? Entre el gimnasio y el estrés, me extrañaba engordar pero, el pantalón me lo estaba diciendo ¿no?

Cuando llegué a casa me los probé, pensando que entonces en vez de la talla 38, la talla 40 me quedaría perfecta y…. NI ME CERRABA VALE? ¿Qué coño estaba pasando? Ahí ya me cabreé porque fue cuando me di cuenta que estaba mal el patronaje. 

Fui a por una 44, totalmente decidida a hacer una vendetta contra los diseñadores, contra Amancio o con quien coño fuera que hiciera la ropa de Zara, y efectivamente, esa talla me quedaba bien, aunque algo justa.

Por lo que ya tenía mi respuesta. Era el pantalón. Obviamente no pude comprarme ninguno de esa colección porque venían todos iguales pero me hubiera encantado en ese momento ser una influencer para mandar un mensaje a todas las chicas que creen que su cuerpo no es bonito por lo que rige el estereotipo de Zara.

No intentes adelgazar porque no te quepa su ropa. Eres preciosa tal y como eres, tengas la talla que tengas, y si algún día no te entra algo que querías, no pasa nada. O bien ahora tienes otro cuerpo y sigues siendo tú, o como en mi caso, Amancio te la juega.

Pero queridas, saquemos algo en claro de todo esto y no nos dejemos llevar por tallajes y estereotipos. Yo me quiero tal y como soy, y si engordo o adelgazo, pues yo decido si me gusta, no una marca ni la sociedad. YO.