Le fui a enseñar mi piso y acabamos acostándonos. Esta es la historia.

 

Hace unos meses mi compañera de piso me dijo que se quería ir a vivir sola y con toda la pena del mundo acepté la nueva situación que se me venía encima. Considero que soy una persona fácil de convivir, es decir que soy muy flexible en muchos ámbitos y cuando he convivido con alguien he sacado muchas cosas buenas (aunque no todas las convivencias han sido un camino de rosas). El drama que se me venía era bastante importante para mí porque estoy muy hecha a vivir ya con ella; tenemos nuestros horarios, respeto y limpieza en zonas comunes, buena amistad y sobre todo nos dejamos espacio cuando lo necesitamos. 

Una vez asumida la noticia me puse manos a la obra y hablé con la persona que más contactos considero que tiene con personas que pueden ser más afines a mi: mi peluquera. Le dije que si tenía algún cliente que estuviera buscando piso que me lo mandara para valorar opciones.

Dicho y hecho, al día siguiente me escribió diciéndome que un cliente buscaba piso y además era bastante afín a mí. Me fie bastante y a los días quedé con el chico para enseñarle el piso. Era lunes y me acuerdo que habíamos quedado unos amigos para tomar algo tranquilamente debajo de mi casa para ponernos un poco al día. Tomé un par de cervezas y llegó el chico al que le iba a enseñar el piso.

Físicamente era como me lo había imaginado la verdad, un chico normal tirando un poco a friki pero vaya, normal al fin y al cabo. Subimos y me pongo a enseñarle el piso. Él no paraba de decirme que le gustaba mucho el piso, la luz, la cocina, mis cosas, etc. Sólo con ver mi habitación él ya me dijo que haríamos muy buenas migas si se mudaba conmigo y empezamos a hablar de gustos de series, cine y música. Ya en el ascensor bajando se me ocurrió la gran idea de decirle que se quedara a tomar algo con mis amigos y así nos conocíamos mejor por si acaso era él el elegido para vivir conmigo. Yo no lo tenía muy claro pero a priori sí que me encajaba bastante con mi estilo de vida y la tranquilidad que busco para mi casa. 

Cervezas después, este chico ya se había hecho amigo de mis amigos y estábamos todos muy cómodos, creo que más o menos por ahí fue cuando yo ya noté un tonteo un poco raro. Que si se me acercaba un poco más de lo normal, se fijaba en mis tatuajes y me tocaba un poco la rodilla y los brazos, se interesaba mucho por mi vida sentimental… Total que el lunes de tranquis se convirtió en el lunes más destroyer de todo el año. 

Después de seguirle el tonteo nos empezamos a liar en medio del bar, delante de todo el mundo. Mis amigos flipaban porque claro, ese chico supuestamente iba a ser mi compañero de piso. Las camareras del bar (que también son amigas) estaban en el salseo máximo con todo esto. Mis amigos decidieron irse a la discoteca más cani de toda la ciudad y yo ante ese plan tomé la mejor decisión (o la que yo pensaba que iba a ser la mejor decisión): ya que estaba caliente el asunto se sube y se termina. Dicho y hecho.

Al día siguiente la verdad que me desperté un poco con cargo de conciencia sobre todo porque el chico ya estaba planeando la mudanza a mi casa sin ni siquiera preguntarme si yo estaba de acuerdo. Sexualmente nos entendimos muy bien pero yo no paraba de darle vueltas al hecho de que si ese chico acababa sintiendo algo más (o yo) no iba a ser una convivencia cómoda.

Si los dos estábamos en el mismo punto de: uy, vamos a hacer juntos unas lentejas y mientras esperamos echamos un polvazo, pues bien. Pero si uno de los dos se pillaba iba a ser una cagada más que nada porque yo no quería dejar de conocer a alguien o no quería molestarme si él llevaba a otra persona. Lo hablé con mi compañera de piso y le dejé caer todo este percal. Ella me dijo que se había pensado un poco mejor lo de irse a vivir sola y que iba a esperar un poco más para irse del piso. Respiré tranquila y aliviada.

Se lo comenté al chico y reaccionó de la manera más estúpida e infantil del mundo: se enfadó conmigo por haberle hecho ilusiones. ¿Ilusiones de qué? Con este final totalmente esperado me di cuenta de que esa convivencia iba a ser el fiasco más fiasco del universo y que lamentablemente hoy en día hay que mirar muy bien con lupa con quién vas a vivir.

 

Sandra Regidor