Vamos a empezar por lo bueno: no soy una persona vergonzosa, por lo que hablar de sexo delante de toda mi familia para mi no es inconveniente. Creo que es un tema que no debería ser tabú. Lo malo: que hay personas, antiguas como mi madre, que no consideran que esos temas sean para tratar entre familia, y menos hablar sobre juguetes sexuales. Así que imaginaros mi cara cuando le regalé un vibrador a mi tia por error delante de toda mi familia. Sin duda, un día para el recuerdo que pienso contar a mis futuros hijos.

Todo ocurrió hace un par de semanas cuando nos fuimos de viaje mis padres, mi hermano, mi novio y mi tía. Nos lo pasamos super bien, hubo los típicos roces tontos, ya sabéis, cuando no aguantas a tu hermano o no soportas a tu madre, pero por lo demás, todo guay.

Aprovechamos que era el cumpleaños de mi tía y nos fuimos a cenar a un restaurante de Marbella. El plan era darle los regalos allí y disfrutar de una buena noche. Pero para mi sorpresa no salió como esperaba. Os pongo en situación: la semana antes de irnos de viaje también fue el cumpleaños de mi mejor amiga. Le regalé a “Lucas”, un vibrador conejito que sabía que le iba a encantar, pero en el último momento decidió cambiar la fiesta de fecha porque se puso mala con la regla y le dolía demasiado como para disfrutar del cumple en ese estado. Así que dejé a Lucas bien custodiado en la mesa del ordenador, envuelto y con un lacito.

(Esto no es patrocinado, es que REAL AMO A LUCAS, sí lo digo)

Esa misma semana, antes de irnos, le compré a mi tía un masajeador cervical. Os vuelvo a poner en situación: lo envolví con el mismo papel y con el mismo lazo pero con distinta postal para que los pudiera diferenciar, ya que, para mi maravillosa suerte, las cajas en las que venían cada uno eran prácticamente del mismo tamaño. Pero nunca imaginé que pudiera equivocarme. Así que lo envolví, lo puse en mi mesa al lado del de mi amiga y cogí la tarjeta roja para acordarme que ese era el regalo que tenía que coger.

Pues bien, volvamos a Marbella. Cuando le estamos dando los regalos vi que le doy el mío sin postal, lo cual supuse que se me caería en algún momento, por lo que le dije “creo que mi regalo te gustará mucho. Tenía postal pero no sé si se me habrá caído en la habitación del hotel. Estoy segura de que esto aliviará tus tensiones. Solo te daré una pista: vibra y da gustito”…… Sí…. os podéis ir riendo….

Obviamente cuando dije eso todos lo entendieron como broma hasta que lo abrió… “Niña… ¿esto qué es?” me dice sorprendida y con cara de circunstancia. En ese momento lo sacó y me di cuenta de que cogí la caja equivocada. Justo entonces se paralizó el tiempo, como si de una película se tratase. Ví como iban a suceder los siguientes minutos, ya lo veía: mi madre y yo discutiendo por el regalo, porque seguro que no le iba a parecer bien, yo explicando que había sido un error, mi tía triste porque no quiere que discutamos…. Para mi sorpresa, cuando volví a la realidad y dije “ay Dios mío, que me he equivocado de regalo, ese era para mi amiga, el tuyo me lo habré dejado en casa, ¡lo siento tita!”, todos se rieron descojonadamente sin esperármelo.

Mi madre parece que cada vez es más liberal con estas cosas y yo no lo sabía, así que ¡estupendo no?! La noche al final no salió como esperaba pero para bien jajaj. Nunca sabes lo que va a suceder así que deberíamos dejar de comernos la cabeza, aunque sean unos segundos y disfrutar del momento, porque la verdad es que la situación fue de chiste jajajajaja.

 

Anónimo

 

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