Adoro leer y no me puedo creer a los que dicen que no les gusta.

Estoy convencida de que lo que ocurre es que no han encontrado el tipo de lectura que les va.

Y es una pena, porque el hábito de la lectura es al cerebro lo que la natación al cuerpo.

Pero bueno, no quiero ser hipócrita dando lecciones a nadie, que yo leo mucho pero no hago deporte desde 1997.

En fin, que estaba reflexionando sobre el tema porque en WLS hemos estado haciendo una recopilación de aquellos libros infantiles y juveniles que todos amábamos en los 90 y que hemos reducido a los siguientes títulos:

 

  • Celia, Elena Fortún. La pequeña, traviesa y pizpireta protagonista de las novelas de Elena Fortún fue un soplo de aire fresco para los niños que luego serían nuestros abuelos. Los más nostálgicos se los dieron a leer a sus hijos, y ellos a los suyos. Y así fue como en plena década de los 90 tantos y tantos niños reímos con las irreverencias de una chiquilla de la república.
Foto de www.todocoleccion.net
  • Teo, Violeta Denou. Las historias cotidianas del bueno de Teo y su hermanita nos acompañaron durante nuestros primeros años. Nos los leían antes de irnos a dormir mientras nosotros observábamos los coloridos dibujos de Teo en el cole, en la piscina, en el mercado, en la granja… ¡el chaval estaba en todas partes!
Foto de www.kobo.com
  • Los cinco, Enid Blyton. Las aventuras de esta pandilla formada por tres hermanos, la prima de estos y su fiel perro, son un clásico imprescindible. Prueba de ello es la evolución en las portadas y los dibujos que los representan, que no dejan de cambiar para amoldarse a los gustos estéticos de sus pequeños lectores. No importa el contexto temporal de las narraciones de ‘Los cinco’, no hay niño al que no le gusten.

Foto de miralibro.wordpress.com

  • Fray Perico y su borrico, Juan Muñoz Martín. Si fuiste niño y residente en España durante los años 90, has leído ‘Fray Perico y su borrico’. Estoy segura. El bueno del fraile, el burro y el resto de los moradores de aquel monasterio de Salamanca se colaron en todos los hogares del país. Es el grande de los grandes de la literatura infantil española. Seguido de cerca por su colega ‘El pirata Garrapata’, obra del mismo autor y también de la mítica editorial Barco de Vapor. Qué recuerdos.
Foto de www.20minutos.com
  • La historia interminable, Michael Ende. Es una de las mejores obras juveniles de todos los tiempos, y no lo digo yo, es que esto es así. Muchos descubrieron el género de fantasía de la mano de Bastian y Atreyu. O a lomos de Fujur. Es una maravilla.
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  • Pesadillas, R.L. Stine. Esta serie tuvo su propio Guiness de los récords por ser la colección de libros infantiles más vendida de la historia. Y no era para menos. Libros de terror protagonizados por adolescentes, dirigidos a un público infantil y, sobre todo, juvenil. Eran historias sencillas con giros inesperados y momentos de tensión condimentados con grandes dosis de humor. Una mezcla genial.
Foto de sufridoresencasa.com
  • Manolito gafotas, Elvira Lindo. Este niño de Carabanchel, tierno y divertido como él solo, nos entretenía al tiempo que nos hablaba de economía y sociedad. No era especial, era un niño como nosotros con una familia como la nuestra, por eso nos gustaba tanto.
Foto de www.todocoleccion.net
  • Elige tu propia aventura, R.A. Montgomery. Todos los que crecimos en los 90 tuvimos entre manos un ejemplar de esta innovadora y original serie de novelas en las que, por primera vez, el lector tomaba las decisiones y elegía el destino de los protagonistas. En una etapa vital en la que raramente teníamos ocasión de decidir por nosotros mismos, estos libros te daban el poder de hacerlo.
Foto de aptus.com.ar
  • ¿Dónde está Wally?, Martin Handford. Un hit de la época. ¿Quién no se pasó horas buscando al hombrecillo del jersey de rayas? En estos libros no había nada que leer, pero el entretenimiento estaba asegurado. Enganchaban.
Foto de lacajadelosclicks.com
  • El ojo mágico. Otro que tal… Leer no leeríamos, pero nos dejábamos la vista atravesando la barrera de aquellas ilustraciones psicodélicas y penetrando en la tercera dimensión que guardaban en su interior. Buah, flipábamos con aquella magia y nos sentíamos superhéroes cuando no tardábamos ni dos segundos en descubrir la figura oculta mientras nuestro amigo no dejaba de bizquear en el intento.
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¿Estáis de acuerdo con esta selección?

¿Qué libro marcó vuestra infancia y/o adolescencia?