Cuando decides empezar una oposición, no te enfrentas solamente a sacrificar tu vida como la habías conocido hasta ahora. Te enfrentas a:

Comentarios del tipo “es que ahora que ya no trabajas y como estás estudiando tienes más tiempo libre”, sin que les entre en la cabeza que le echas al día más horas de estudio que un trabajo a jornada completa

No poder hacer planes con presupuestos medio-altos porque haces malabares con el poco (nada) dinero que tienes y que todo lo que tengas ahorrado sea para comer (porque la pechuga de pavo cada vez se está poniendo más cara en el supermercado y yo qué quieres que te diga, el desayuno no lo perdono)

Ataques de pánico, de ansiedad y de llorar por nada pero por todo a la vez

Sacrificar tu vida social y tener que desdoblarte para poder socializar si tienes varios grupos de amigos y perder muchas amistades por el camino, porque no todo el mundo entiende tu nuevo estilo de vida, tan egoísta y tan ermitaño. Porque por mucho que se lo expliques, hay gente que te demanda tanto que no es capaz de ponerse en tus zapatos.

Sentirte triste porque te gustaría ir con tus amigos trabajadores a sus planes viajeros de dinero y tu no te puedes permitir ni una entrada de cine, conformándote con verles las stories de instagram mientras haces tu descanso de 5 min del estudio con la técnica pomodoro

Vivir en una montaña rusa de emociones, porque sientes que tu vida está en standby y NECESITAS empezar a volar y a vivir tu vida. A gastar el dinero sin preocuparte de no llegar a fin de mes. A tener un nivel de vida decente, a pagar a plazos las cosas porque sabes que te va a entrar un sueldo fijo el mes que viene, a formar una familia, a comprarte un coche, a independizarte, a tener ilusión por renovar la casa y gastar dinero en decorarla. 

Sentirte un fracaso si suspendes después de tanto tiempo invertido estudiando. O sentirte una fracaso después de tener una carrera, un máster, trabajos precarios que más o menos te hacían vivir independiente pero otra vez de vuelta a casa de tus padres con 30 años, a depender de ellos mientras estudias.

Sentirte culpable cuando no estás estudiando, ya sea estando solo o los pocos momentos en los que ves a amigos, y no disfrutar al 100% de lo que estés haciendo para despejarte porque no paras de pensar “debería de estar estudiando, podría estar adelantando temario subrayando el Título VI)”

Sentir que no puedes más al compaginar las opos con un trabajo de media jornada o jornada completa con sacar una familia adelante o pagar un alquiler.

Agobiarte cuando sacan 144 plazas para 30.000 personas que se presentan, que reciten las leyes como papagayos en la academia (si puedes permitirte una) y tu tengas que leer un artículo cuatro veces porque pone “non bis in idem” y le preguntes a los dioses el por qué no estudiaste latín y luego la carrera de derecho en vez del bachillerato de ciencias de la salud.

 

PERO estudiar una oposición también te da:

El descubrir cosas de ti que no sabías hasta ahora y sorprenderte de todo lo que eres capaz

El huir de dramas innecesarios, porque sabes lo que es un drama real al tener que lidiar con la Ley de Contratos 9/2017

El priorizarte y hacer lo que realmente te APETECE en todo momento, ya que como tienes poco tiempo de ocio, lo quieres aprovechar al máximo

El darte cuenta de que estás hecha de otro material, que muchas personas no podrían soportar esta presión mental y tienes que valorarte por ello, darle valor a tu resiliencia y tu valentía

-En caso de que lleves unos años en este camino tan agónico, el haber vivido una pandemia mientras opositabas. Que bien es cierto que al menos a mi no me cambió mucho a la hora de estar encerrada 24/7 estudiando, si que es cierto que el quitarme los momentos de despejarme como el caminar por las tardes o el tomarme algo y socializar fue determinante para que se me hiciera más cuesta arriba el tener que concentrarme y rendir al máximo. Y una vez más, lo hemos superado.

 

Me costó entender que no es ningún fracaso el volver a coger los apuntes. Que estás invirtiendo en tu futuro. Que una vez que decidas tomar este camino, no hay posibilidad de mirar atrás. Que nunca es tarde. Que después de tener multitud de trabajos precarios y que te dejen en el paro tras enlazar contratos temporales para no hacerte fijo o de cobrar en negro sin cotizar nada, que la mayor motivación de mantenerte en este camino es buscar un futuro mejor, con un trabajo estable y un sueldo fijo. Y que como dice mi madre, todo sacrificio tiene su recompensa. Y ésta vendrá en forma de plaza.

 

Mucho ánimo a todos los opositores.

 

@cristinahidalquez