Lo que tú no me diste en ocho años, me lo dio él en un mes

 

Me preguntas por qué y, en el momento, no sé muy bien qué decirte.

Yo también te pregunté por qué aquel día. No entendía por qué de repente estabas tan lejos. No entendía por qué ya no era suficiente. Me estabas dejando y yo no veía el motivo.

Si estábamos bien, si yo te quería más que a nada en este mundo. Si llevaba años dedicándome a ti en cuerpo y alma. ¿Por qué?

Porque estabas cansado, me dijiste. Porque ya no sentías lo mismo, ya no me querías igual. Y yo lo asumí, me quedé en la mierda, pero entendí que no podemos forzar los sentimientos. No exagero si te digo que me creí morir. Me dolía hasta el pecho.

Pero no te rogué, no fui detrás de ti. No lo hice, aunque fuera lo que me pedían todas y cada una de las células de mi cuerpo. Supongo que, allá en el fondo, me quedaba un poquito dignidad a la que aferrarme.

Lo que tú no me diste en ocho años, me lo dio él en un mes
Foto de Ismael Sanchez en Pexels

No te mentiré ni te diré que fue fácil, porque no lo fue. Me llevó mucho tiempo aceptar la situación. Me sentí muy sola. Por aquel entonces no era consciente, pero tenía mucha dependencia. Así que me llevó lo mío comprender que podía estar bien sin ti. Y, conforme me habituaba y conocía a la chica que había detrás de tu alargada sombra, me fui gustando más y más. Aunque recuperar la confianza en mí misma no era tan sencillo. Porque me di cuenta también de que mi amor por ti se había comido mi amor propio. No pretendo culparte, ahora ya no importa, pero temo que, queriendo o no, me hiciste mucho daño. Y no solo el día que me dejaste, sino desde los mismos inicios de la relación.

 

Lo que tú no me diste en ocho años, me lo dio él en un mes

 

No obstante, empecé a recuperarlo. Y a salir de mi agujero. A conocer gente. A abrirme a los demás. Y, entonces, le conocí. Al chico que me demostró que lo que tú y yo tuvimos no era amor. Al menos no uno bonito. Él me enseñó a ver lo mejor de mí, a valorar lo bueno y aceptar lo menos bueno. Me ha demostrado que, quien te quiere bien, siempre suma, no resta. No hace de menos. No menosprecia.

Lo que tú no me diste en ocho años, me lo dio él en un mes
Foto de Shvets en Pexels

Él me hace sentir bien, conmigo misma y con lo que tenemos. No tengo miedo, ni complejos, ni inseguridades. Puedo decirle lo que siento, no tengo que medir mis palabras. Con él soy mi mejor versión.

Y ahora que has disfrutado y has hecho todo lo que te ha dado la gana, me dices que has recapacitado, que me quieres, que estabas equivocado y que, pese al tiempo que ha pasado, no me olvidas y quieres volver. Y yo lamento tener que decirte que ya es tarde, ya no hay nada que puedas hacer.

¿Por qué? Pues porque lo que tú no me diste en ocho años, él me lo dio en un mes.

 

 

Envíanos tu historia a [email protected]

 

Imagen destacada