Tras haber leído en el foro otros relatos sobre infidelidades he decidido contaros mis experiencias al respecto, porque sí, dos relaciones he tenido en mi vida y en ambas ha habido infidelidad, sin embargo, ambas historias tienen un final muy diferente. Hoy os contaré la primera de ellas.

X y yo nos conocimos con 18-19 años, desde el principio la relación fue tortuosa, muchos altibajos, muchos celos, muchas peleas y mucho mito del amor romántico por deconstruir.

Nunca fue una relación sana, estuvimos juntos casi 10 años pero prácticamente desde el segundo sabía que debía romper la relación, X nunca fue una pareja sana, era muy caprichoso y manipulador y me chantajeaba emocionalmente para que le pagará todos sus caprichos. Rechazaba trabajos en los que no estaba cómodo mientras yo tenía que cargar con el gasto económico de todo, le pille algunas mentiras, dejé de tener deseo sexual hacia él.

Pero ni con todo esto fui capaz de romper la relación, no sé si por la inexperiencia (era mi primera relación) o por el miedo al qué dirán, me aterraba pensar en contarle a mi familia que habíamos roto

Nuestra vida era una huida hacia delante y con 8 años de relación y 7 de convivencia decidimos casarnos, en el fondo sabía que iba a acabar divorciada, pero ignoraba a esa vocecilla que me pedía que fuera valiente y saliera de esta vida.

Tres meses después de la boda me dijo que necesitaba un tiempo, que se iba a vivir con un amigo para distanciarnos un poco y que tenía tiempo para pensar.

Durante estos meses estuve destrozada y a la vez fingiendo que todo iba bien. Para el mundo seguíamos siendo una pareja recién casada y feliz, incluso algunos días los pasamos con la familia fingiendo que todo estaba perfecto.

Irse de casa no terminó con sus chantajes emocionales para conseguir dinero, de hecho, me negué a “prestarle” dinero para una Tablet y directamente lo cogió de mi cuenta. ¿Pensáis que un robo fue suficiente para abrir los ojos? Pues no, seguí empeñada en arreglar ese matrimonio y perdonar todo, tras 6 meses volvió a vivir a casa.

Fueron los dos peores meses de la relación, todo iba mal, no había amor, ni cariño, ni deseo, ni siquiera respeto. Yo empecé a ver cosas raras, un excesivo control de móvil, de repente tenía muchos planes y yo nunca era bienvenida en ellos. Siempre había sospechado que se fue de casa porqué había otra persona y cada vez tenía más claro que así era.

Una noche mientras él dormía vi su móvil y decidí salir de dudas (le había visto hacer el patrón de desbloqueo el día anterior).

Lo primero que apareció en pantalla fue un email donde suplicaba a una muchacha que volviera con él, que era el amor de su vida y blablablá. Me fui a revisar WhatsApp y ahí ya vi que llevaban unos 9 meses de relación (desde un poco antes de irse de casa), incluso le había pedido irse a vivir juntos.

Cuando la muchacha rompió con él fue cuando decidió volver conmigo y a la vez seguía intentando volver con la otra.

A la mañana siguiente le pregunté si me estaba engañando, lo negó, le pregunté si me estaba engañando con X y lo volvió a negar. Le dije que dejara de hacer el ridículo porque había visto su móvil y sabía toda la historia. Cogí la maleta y me fui de casa decidida a divorciarme.

Él suplicó mil y una veces volver, se había equivocado y yo era la mujer de su vida, pero yo ya había abierto los ojos y había conseguido salir de esa pesadilla.

Dos semanas después firmamos el divorcio y él consiguió liar a la otra muchacha y volvieron juntos. Como veis la calidad de moral de mi exmarido es más bien nula, no sabe estar solo y le da lo mismo una que otra, solo quiere a alguien a su lado.

Y así fue mi primera experiencia con la infidelidad, una relación rota, muchas mentiras a la cara y obviamente algo imposible de perdonar, romper ese matrimonio fue la mejor decisión de mi vida.

Jess

 

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