Siempre digo que mi grupo de amigas podríamos hacer un documental de Netflix y no daría tiempo para contar todas las historias que tenemos cada una. Somos quince mujeres que se conocen desde los doce años y aunque cada una está en una punta del mundo (literal, una vive en Argentina, otra en Alemania, otra en Inglaterra…), chateamos a diario. Vernos es una odisea y creo que llevamos más de cuatro años sin coincidir todas en el mismo lugar, pero no importa porque cuando las amistades son sanas, la distancia te la suda.

Después de este momento tan Mr. Wonderful, vamos a lo que de verdad importa. Vosotras os habéis metido aquí a leer carnaza, cotilleo, sexo, y eso es lo que os traigo.

Todo surgió cuando Clau quedó con un tío que había conocido en el gimnasio. Ella es de esas chicas que desprenden un carisma increíble y es capaz de ligarse a un empotrador hasta con el moño de hacer elíptica y la camiseta de Naranjito sudada. Por desgracia, el empotrador le salió rana… Y cuando nos contó el percal eso desembocó en un aluvión de «pues os acordáis cuando…». 

Con el permiso de mis amigas tenía que compartir esta maravillosa captura.

Total, que aquí os traigo mi selección de favoritos…

  • Me llamó mamá al acabar de follar. Por lo menos no fue durante el polvo…
  • Parecía un mueble. Ni se movía ni hablaba. No sabía si estaba tirándome a un tío o a un cadáver. Claro yo paraba porque me daba todo el palo del mundo, pero cuando frenaba me decía con voz súper serena «sigue, sigue».
  • Me follé a un tío que tenía una estatua a tamaño real del Cabezudo de Art Attack. Nos miraba mientras lo hacíamos. Arruinó mi infancia.
  • Se le rompió el frenillo y acabamos en el hospital. Pobrecito… Luego llegó su novia. Qué hijo de puta.
  • Me cagué encima mientras me daba por culo. En mi defensa iba muy borracha.
  • Estábamos haciéndolo en un parque en el que no había ni Dios. Eran las 4 de la mañana. Pues nada, que pasaron unos polis de paisanos y nos pusieron una multa.
  • Una vez ligué con un tío y al llegar a casa y quitarse las botas casi poto. Nunca he olido un olor a pies tan terrible.
  • Una vez me acosté con un tío que tardó literalmente dos pollazos en correrse. Lo peor de todo es que me dijo «ay lo siento, es que tengo gastroenteritis». Me quedé con cara de «pero qué cojones tiene que ver».
  • Tenía tan sucia la cosa que me dio un ataque de alergia por el polvo acumulado mientras lo hacíamos. Lo peor es que me dijo «pues si tanto te molesta limpiame la casa».
  • Quiso usar conmigo un anillo vibrador que le había regalado su ex novia y que había usado con ella. Ascazo máximo.
  • Me quiso untar nata por el cuerpo pero como no había, uso mayonesa. Llevaba un pedo muy curioso y como era blanco no noté la diferencia, pero cuando empecé a oler a ensaladilla rusa flipé.

¿Cuál ha sido tu polvo más cutre?