Por favor, mis chiquitos, haced caso a una que no tiene ni puta idea de la vida: nunca, jamás, creáis en el UN CLAVO SACA OTRO CLAVO. No llega a ser ni un cuento. Es esa película de terror en la que desde el principio sabes perfectamente quien va a morir y cómo: POR SU CULPA. Me gustaría encontrarme a la persona que lo dijo. ¡Qué legalicen la purga por ella, por favor!  

Pero empecemos por los antecedentes de dicha frasecita. Estás viviendo una ruptura,  una de esas que te  rompen de verdad. Has estado siendo muchos meses el fantasma de la ópera sin saber tocar ni las castañuelas ( y no querer tocar por nada del mundo otra flauta) . Vagando por la vida cómo si fuese el escenario de The Walking Dead y tu fueras su mejor extra. Quejándote de todos los hombres del mundo por desalmados, por que,  ¿cómo te han podido hacer eso? ( de nuevo). Hasta que un día aparece el “santo grial” del olvido: entretenerte con otra persona. Nada serio. Sólo para olvidar.

Y al principio todo es maravilloso y hasta se te va de la mente tu ex amor.  Te pones un escudo de plástico malo, de esos que ya están medio rotos antes de empuñarlos. Pero con él y tus mejores galas sales a la aventura. 

Tu almohada lo sabe : “ el siguiente hombre que va a aparecer SOLO ES UN CLAVO”

Tus sábanas se han enterado: “este va a meter de todo menos un clavo”.

Tu mejor amiga que te ha visto llorar tanto se lo ha aprendido:  por el siguiente NO VAS A LLORAR.

Tu mejor amigo ha tenido que aguantar varios sin sentido: “ a partir de ahora, soy cómo un tío”

El resto de tus amigos lo saben , “ del siguiente no te pillas”.

Hasta a él se lo has dicho: Yo solo quiero divertirme. He salido de una relación complicada y no quiero otra” ( ¿ alguien podría decirle a mi yo del pasado que es una pringada?).

En fin, parecen saberlo todos, TODOS MENOS TÚ. Y ahí  está el problema. La frase de “ un clavo saca otro clavo” únicamente cobra sentido cuando hay un martillo que sea capaz de sacar el primero y el segundo, en caso de que se volviera a clavar. Y sí, el martillo tienes que ser tu misma o mismo. La única forma de superar a las personas (que no olvidamos a nadie, dejemos de engañarnos) es crecer desde nuestro propio interior. Dejemos de responsabilizar a los demás para sanarnos. Son sólo parches y no hay tirita tan buena en el mercado que al final no acabe desapareciendo. O peor, quedando un manchurrón negro en el que tendrás que invertir  tiempo para retirarlo.

La historia, como prevéis, no acaba nada bien. Aunque los desenlaces son diferentes: 

  1. Puedes perder la oportunidad de conocer (de verdad y no como objeto de tus necesidades) a alguien que realmente habría merecido la pena. 
  2. Puede que vuelvan a hacerte daño porque creen, que, de verdad, nunca podrías enamorarte de ellos (y las que nos tardamos menos en enamorar que en olvidar pueden comprenderme cuando digo que es inviable bloquear emocionalmente a una persona).
  3. Puede que hagas daño a dos personas a falta de una y la culpabilidad, muchas veces, pesa más que la tristeza.
  4. O te vuelven a hacer daño o te lo haces tú inconscientemente, en realidad, ¿quién sabe? Porque sientes pero no llegas a sentir del todo. Quieres pero , ¿y si vuelve a aparecer el clavo?.  Estás a la mitad de todo: superar a uno y enamorarte del otro.

Y a medias no sale nada bien. 

No puedes superar una ruptura usando a otra persona como un instrumento. Nunca negaré la efectividad de la frase cuando un tercero aparece de casualidad y hace que superes más rápido porque eres capaz de cerrar el libro antes para empezar otro. Ayuda, claro que sí,  pero no sirve de herramienta para hacer todo el trabajo. Si no te esfuerzas en cerrar correctamente el capítulo, te sorprenderá encontrarte con una biblioteca mental de personas sin superar. 

Pero a mi no me cambia la vida ya, así que mañana volveremos a la ferretería, a ver que hay de nuevo. A por el martillo, amigos, a por el martillo, no sufráis por mi. Que una es enamoradiza pero no tonta. 

@Vega. ese