Las situaciones más embarazosas pueden ocurrir en los momentos más inoportunos. Hoy vengo a contaros la historia trágico-cómica de alguien que vive con el peculiar «don» del colon irritable. Y ese alguien soy yo.

Vivo una batalla constante con mi propio intestino, un duelo épico que se desencadena en los momentos más inesperados. Cada vez que sufro una situación de estrés, me entran muchas ganas de hacer caca. Pero tantas ganas que tengo que para donde sea para aliviarme. A veces he llegado hasta hacerme caca encima. Los temas escatológicos nos suelen dar mucha risa, pero cuando lo sufres en tus propias carnes es un problema muy grave.

Tengo la enfermedad diagnosticada, cuya denominación más exacta es “Síndrome del Intestino Irritable”. Es un cuadro crónico caracterizado por la existencia de dolor abdominal y cambios en el ritmo intestinal, en mi caso diarrea. Mis amigos cercanos y familia conocen mi problema, pero no es algo que te apetezca ir contando a todo el mundo y es una enfermedad que te limita mucho a la hora de relacionarte con las personas.

Os aseguro que cuando tienes una primera cita con un chico que te gusta, lo que menos te apetece es contarla la afección que tienes, pero se convierte en un problema cuando tienes que salir corriendo al baño del restaurante varias veces en medio de la cena. Y ya si decides irte a su casa o a un hotel a rematar la faena, sabes que la cosa no terminará bien. Para la gente corriente es incómodo hacer de vientre en baño ajeno, imaginaos si tienes que ir varias veces con la otra persona esperándote al otro lado de la puerta escuchando tus flatulencias.

Son muchos años de hacer caca en lugares insospechados, así que he ido depurando algunas técnicas y trucos para poder sobrellevar mi problema.

 

Itinerario de baños públicos y sitios donde puedo parar a desahogarme

Siempre que voy a un sitio importante como puede ser una entrevista de trabajo o una cita con un chico, antes de salir de casa me prepara un itinerario de baños públicos, gasolineras o bares de camino al sitio donde podría entrar si tuviera una emergencia. Por supuesto, salgo con tiempo de mi casa porque casi seguro que me tocará parar a hacer caca en alguno de estos sitios antes de llegar a mi destino.

Kit de supervivencia: unas bragas, unos leggins, paquetes de pañuelos y una bolsa de plástico por si tengo algún accidente

A pesar de irme fijando en los baños públicos que puedo utilizar, a veces no llegas a tiempo. No sabéis la de veces que me lo he hecho encima de los nervios, alguna vez no ha sido la caca, pero me he meado encima, que también me pasa. Así que aprendía la lección y desde entonces llevo siempre en el bolso ropa de cambio: unas bragas y unos leggins, que ocupa poco y me salvarán de un apuro en caso de accidente.

La bolsa de plástico tiene dos usos: si ya me lo he hecho encima, guardo allí la ropa manchada, o si veo que puedo desahogarme en la calle porque no hay ni un alma, la coloco en el suelo o dentro de mi bolso, pongo el pequeño váter improvisado entre dos coches y lo hago allí.

Los pañuelos, es obvio. A veces en los baños públicos no hay papel y ya si te toca cagar en medio de la calle ni te cuento. He llegado a llevar hasta un rollo de papel higiénico en el bolso. Una vez se me gastaron las reservas de papel, se me olvidó meter más y me tuve que limpiar el culo con una mascarilla usada…

El Fortasec es mi aliado fiel

No sé si conocéis este medicamento, sirve para cortar la diarrea. Yo lo he utilizado en alguna ocasión, cuando la cita era muy importante, el chico me gustaba mucho o la situación realmente lo requería. El problema es que tiene efecto rebote, al menos en mí: me lo tomo y se me corta la diarrea, pero a los dos días comienzo con unos dolores intestinales insoportables y mi culo comienza a expulsan excrementos como un grifo. Así que tampoco es muy recomendable que me lo esté tomando constantemente.