El polvo más triste del mundo: Me he acostado con alguien el día de la boda de mi ex sólo por no pensar en él

 

La mayoría de días te levantas pensando que puede ser un buen día, y si es un sábado, con más razón aún si no trabajas el fin de semana; pero hay días, que ya cuando te levantas sabes que vas a tener un mal día y eso es lo que pasó el fin de semana pasado.

 

Me acosté y me levanté con una sensación de vacío tremenda; ese sábado se casaba mi ex y aunque hubiera pasado tiempo, aún dolía y mucho. No paraba de darle vueltas, nosotros estuvimos 5 años juntos y nunca me pidió matrimonio, ¿Qué le daría ella que no le daba yo? ¿Tan mala novia era?

Me desperté el sábado más pronto que de costumbre, no podía dormir más y solo le daba vueltas a un hecho, hoy se casaba ÉL, y yo aún lo amaba.

 

El día pasó sin pena ni gloria y por la tarde sonó el teléfono, fui corriendo a cogerlo por si era David (ilusa de mí) y no, era Javi, un antiguo amigo «especial», para preguntarme si quería que nos viéramos esa noche. 

Estaba tan agobiada dándole vueltas a la cabeza que pensé que sería una buena idea despejarme y le dije que sí; fuimos a un bar a tomar algo, aunque yo más que tomar algo, poco me faltó para beberme hasta el agua de los jarrones, por eso de ahogar las penas. 

 

Por un rato lo conseguí; pensé que sería una buena idea dejarme llevar e intentar pasar página, total, él estaba celebrando su boda, por lo que estaba más que zanjada nuestra historia.

   – Estás preciosa Paula, incluso más que antes, que ya es difícil.

   – Gracias, a ti también te ha tratado bien el tiempo, ¡Aún tienes pelo!- Dije con tono chistoso, no es que me fuera a importar que estuviera calvo, pero era una manera de meterme con él en broma.

   – Sí, aún tengo pelo, ¡no se me ha caído ni uno! Aunque tu pelo es más bonito.- Dijo acercándose a mí y recogiendo mi cabello detrás de la oreja.

 

he acostado

 

Nos quedamos mirándonos y me sonrió, ¡joder, qué guapo era! Era prácticamente perfecto, ojos verdes claros, labios carnosos, barbita de 3 días, alto… Objetivamente lo tenía todo, sólo había un problema, que no era David.

Se acercó aún más y me besó, ya no me acordaba de sus besos, besaba muy bien, muy dulce y su boca encajaba perfectamente con la mía, ahí me acordé que también había otra cosa que encajaba perfectamente dentro de mí, y en ese momento me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo que me hizo estremecerme. 

 

Deslizó su mano desde mi cuello, pasando por mi espalda hasta llegar a mi falda, entrando suavemente por dentro de la misma hasta rozar el hilo del tanga.

No pude evitar mirar por debajo de la mesa y vi que eso que encajaba tan bien dentro de mí estaba pidiendo guerra; le acaricié por encima el pantalón, haciéndole suspirar bajito. 

Queríamos más y no queríamos esperar, así que me cogió de la mano y fuimos disimuladamente al baño; habían un par de baños, los dos muy amplios y limpios, Javi cerró el pestillo del baño y yo mientras me puse de rodillas, le bajé los pantalones y le besé por encima del calzoncillo y lo bajé un poco para lamérsela y metérmela entera en la boca.

 

Me levantó y se agachó para bajarme el tanga y pasar su lengua por mi sexo mientras uno de sus dedos se deslizaba dentro de mí; cuando empecé a jadear un poco, me cogió en brazos y me empotró contra la pared.

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Sacó un preservativo de su bolsillo y me la metió de una embestida mientras seguía entre sus brazos; estaba disfrutando muchísimo hasta cuando me dijo:

 

   – Buff, como me encanta follarte bien duro y oírte gemir, quiero que te corras con mi polla dentro.

Lo dijo con una cara de placer brutal, y yo en ese momento pensé en David y en su gran noche de bodas que estaría teniendo en una suite preciosa con su querida mujer; en lo que estaría disfrutando follándosela entre burbujas y olor a rosas en el jacuzzi y se me cortó el rollo total; me sentí estúpida por estar allí con alguien que realmente no me apetecía estar y no pude evitarlo, las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas y me eché a llorar desconsoladamente. 

 

Javi paró en seco y me preguntó que me pasaba, si había hecho o dicho algo mal, pobre, él tampoco tenía culpa de nada y me sentí fatal; le dije que no pero que no estaba bien anímicamente, que lo sentía muchísimo pero no podía seguir; él que es un bonachón, me dijo que no pasaba nada, que saliéramos y le contaba que me ocurría.

 

Salimos y hablamos un poco de ello, me supo mal pero le dije toda la verdad sobre mi ex y la boda; como me sentía un poco incómoda cuando terminé de contárselo me fui.

 

Cogí el bus nocturno y seguí dándole vueltas a todo, de que me he acostado con alguien por despecho y me pasé todo el viaje llorando, pensé que alguien se acercaría, pero nadie vino a preguntarme si estaba bien o si necesitaba algo, la solidaridad y empatía brilló por su ausencia.

 

Llegué a casa y sonó el teléfono, pensé que sería Javi para preguntarme si había llegado bien a casa, pero tenía un mensaje de David. 

Era un simple, «Hola, ¿qué tal estás?», pero en ese momento se me removió el mundo entero. 

¿Qué significaba aquello? ¿Me estaba escribiendo en su noche de bodas? ¿Se había casado? 

he acostado

Un montón de dudas y miedos recorrieron mi cuerpo por completo; decidí hacerme un colacao calentito, serenarme y pensar si quería realmente saber la respuesta a mis preguntas, ya que no estaba preparada para depende que respuestas suyas. 

 

Lo que ocurrió después os lo contaré otro día cuando lo haya asimilado, pero definitivamente, ese polvo fue el polvo más triste del mundo, ¿no creéis?

 

Oaipa