Todas conocemos el efecto mansplaining ¿no? Ese momento de hombres del mundo explicándonos a las mujeres cosas por si no fuéramos capaces de entenderlas por el mero hecho de, eso, ser mujeres. Bueno, pues os vengo a introducir a sus primos hermanos: los megafombres. No, no son hombres que te mega-follarías son hombres que te hacen de megáfono. ¿Alguna vez te has cruzado con un tío que ha repetido la misma idea que acabas de dar tú? Esos son. Los megafombres son repetidores profesionales de ideas.

Yo no sé vosotras, pero de pequeña odiaba a muerte el juego ese de decir algo y que tu hermano/a, amigo/a, ser que te acompañaba en el momento se pusiera a repetir lo que tú decías. Se burlaba de ti de una manera irritante y frustrante porque no había forma de escapar de eso. Pues no he crecido y pasado por la pubertad, para llegar a la edad adulta y encontrarme con esta tortura sofisticada.

¿Alguna vez has estado en un grupo contando algo, en una reunión explicando un concepto, y tras hacerlo un hombre ha cogido el relevo y ha dicho LO MISMITO QUE TÚ variando entre 0 y 1 palabra? Estoy harta de estar en un círculo de personas y que tras explicar algo, lo que sea, una idea, una opinión, un acontecimiento, UNA ANÉCDOTA, llegue el listo de las narices a decir lo mismo que yo parafraseándome por MIL. Que tú no lo hayas pillado, que para ti no haya quedado claro, no te da el derecho a encender tu megáfono y contar de nuevo mi idea. Si lo vas a hacer AL MENOS usa tus propias palabras, campeón.

Lo más peligroso de esta especie de seres es la mierda de inseguridad que te generan.

Sí, porque es UNA MIERDA. Te hacen pensar en que hay algo en ti, en tu forma de hablar, de expresarte, que no está bien. Que está errada. Que debería mejorar. Y no digo que no te pueda hacer falta. Acabáramos. Pero no es por eso que lo hacen. Es por su afán de héroes del momento, es su ego tambaleándose. No lo hacen NI DE COÑA por ti, porque tu idea o tus cosas queden más claras. Para echarte una mano vaya. Si fuera así, si lo que quisieran hacer es hacerte ver que igual las cosas no las has contado lo mejor posible 1) que valoren si nos importa ALGO su opinión 2) que te den la opinión y que no se meen en el discurso que hayas hecho y se vanaglorien encima con ello.

Os digo algo, igual es casualidad, pero a mí por lo general los que me cogen lo que estoy diciendo y LO REEXPLICAN porque al parecer soy súper confusa hablando y hace falta que me repitan al resto de la población, son hombres. Me siento hablando en marciano y que solo el muchacho del momento es capaz de entenderme y reproducir el mensaje al resto. Supongo que por esto de que se les ha dado excesivo protagonismo en la historia y se lo tienen creídito, y creen que ésta debe seguir siendo contada por ellos.

¿Cómo reconocer a un megafombre? Los megafombres son repetidores profesionales de ideas, por lo que cada vez que sientas que repiten JUSTAMENTE lo que acabas de decir, ahí lo tienes, en acción. No darás crédito al principio, pero sí, lo has dicho, lo has contado, y la gente lo está oyendo por segunda vez.

¿Cómo sobrevivir a un megafombre? Con paciencia. Hay una técnica en pruebas aún, que consiste en: dar un toquecito en la nariz como a los perros para que te reconozcan. ¿Que le toque la nariz? Bueno, dialécticamente hablando sí con alguna frase tipo “Sí, gracias por repetir mis palabras; la próxima vez si quieres no comas y así te las tragas”.

La paciencia en realidad es contigo misma. Para que, por favor, POR FAVOR, no te quedes callada. No dudes de ti, de lo que decías, de tu forma de expresarte. Sigue sacando la lengua. Elevando tu voz. Que los megafombres que te encuentres no te quiten las ganas de participar, de expresarte.  Paciencia porque a veces los podrás afrontar y otras tendrás que soportar su minuto de gloria, pero no te rindas, no dejes de hablar. Sigue abriendo la boca a pesar de los megafombres.

¿Te has encontrado con muchos? ¿Cómo les has enfrentado?

@tengoquenayque