Los nombres de este artículo han sido modificados para proteger la intimidad de la autora y su pareja.

Me llamo Esther y mi novio Fernando, y él tiene micropene. Nadie de nuestro entorno sabe esto, porque él no quiere compartirlo y obviamente yo respeto su decisión, pero es un tema muy estigmatizado y me parece importante hablar del tema. Por eso he decidido escribir este artículo (con su consentimiento, está aquí sentado ayudándome a redactarlo).

Para empezar, un micropene o microfalosomía es un pene que mide menos de 7 centímetros en erección. A muchas personas esto les resulta imposible. ¿Cómo un hombre que ha superado la pubertad tiene un pene de menos de 7 centímetros? Pues es posible, y Fernando es una muestra de ello.

Como él podéis encontrar a más personas. Concretamente, 1 de cada 889. El problema es que la gente que lo padece lo esconde, lo niega, evita mantener relaciones sexuales, y es algo bastante tabú.

¿Cómo lo gestionó él cuando era adolescente?

Fernando: Al principio ni me di cuenta de que había un problema. Yo era un crío que jamás había visto el pene de otro chico, ni si quiera de mi padre. Así que no sabía que tenía algo “raro”.

Lo jodido llegó con la adolescencia. Los chicos empezaban a hablar de pajas, de ligar y de sus penes. Compartían tamaños, y si al pavo de la adolescencia le sumas la tendencia que tienen algunos de exagerar, pues imagina mi cara.

Algunos decían que les medía 20 centrímetros, y yo llegaba a mi casa y me la medía una y otra vez pensando que había algo malo en mí.

Con 15 me obsesioné mucho. Veía porno, buscaba información, y un día se lo conté a mi padre. Fuimos al médico, que me derivó a un urólogo para que me pudiese informar. Me contó que tenía microfalosomía y bueno, fue duro para mí.

Parece absurdo que una parte de tu cuerpo pueda condicionar tanto tu felicidad, pero así es. Me impidió ligar. Al final di mi primer beso con 21 años y perdí mi virginidad a los 28.

¿Cuándo me lo contó?

Esther: Nos conocimos en una app de ligar y estuvimos hablando un par de semanas antes de quedar. Él posponía siempre la cita y yo empecé a rayarme, hasta que le dije que o quedábamos o adiós. Me daba miedo que fuese un catfish.

Nos vimos en un bar y todo fue genial, y volvimos a quedar varias veces. Un día me invitó a su casa para contarme algo importante. Yo me temía lo peor. Yo pensaba que me iba a decir que tenía novia o cualquier cosa, pero me contó que tenía micropene.

Primero pensé que estaba exagerando, que la tendría pequeña y ya. Luego él me dijo que no, que tenía diagnóstico de microfalosomía. Me explicó un poco todo, cuánto medía, qué problemas podíamos encontrar. Me dijo que para él era un problema pero que yo le gustaba mucho y que no quería dejar de conocerme por eso, que él sabía que era muy duro para mí, pero que el sexo no es sólo penetración.

Me dijo que lo pensase con calma y eso hice. Fui a casa, investigué y bueno, llegué a la conclusión de que un pene es un pene, punto final. Que hay muchísimas cosas más y muchas más formas de estimular más allá de la penetración convencional.

Quedé con él, le dije que quería intentarlo y hasta ahora.

¿Hemos tenido problemas por el micropene?

Esther y Fernando: Obviamente. Por un lado, hay que adaptar el sexo al micropene. Por ejemplo, la penetración convencional es muy difícil (aunque no imposible).

Con el tiempo descubrimos la maravilla de los juguetes sexuales, y fuimos incorporándolos a nuestra pareja. También entendimos que el sexo abarca mucho más que el mete-saca.

No me gusta compararme, pero estoy segura de que tenemos una vida sexual más plena que mucha gente con pollón.

Otro problema que surgió fue el tema de las inseguridades. Cuando teníamos un problema, él lo gestionaba bastante mal por su falta de autoestima, aunque no tuviese nada que ver con el sexo. Todo era culpa del micropene y no. Costó tiempo y esfuerzo pero poco a poco hemos superado esas malas rachas y ahora estamos mejor que nunca.

Nos vamos a casar y queremos formar una familia. Somos felices.

Con esto os quiero decir que no juzguéis  a nadie por su cuerpo, aunque de primeras os choque. Lo importante es lo de dentro, querer lo de fuera, y sobre todo como afrontamos y lidiamos con lo que tenemos.

 

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