Tengo una nueva adicción, se llama Project Runway y está disponible en Netflix desde hace unas semanas. No veo otra cosa, me tiene loca y completamente obsesionada.
Y vosotras diréis, ¿de que narices habla esta chica? Pues de nada más y nada menos que el OT de los diseñadores, el American Idol de los creadores de moda, el Gran Hermano fashion, vamos, ¡una maravilla!
Un programa que produce y presenta la modelo Heidi Klum, con todos los ingredientes propios de un reality de los buenos. Frases que se repiten constantemente, música típica para dar dramatismo al asunto, expulsiones, pero sobre todo, moda, mucha moda.
Entre los miembros del jurado permanente del show están Michael Kors (no os perdáis su movimiento de cabeza cuando toma una decisión, siempre el mismo, ¡es tan genial!), la siempre exigente Nina Garcia (editora de la revista Marie Claire) y la propia Heidi.
Pero cada semana invitan a actrices, diseñadores, cantantes o cualquier persona famosilla amante del mundo del diseño (hasta Kim Kardashian se rinde ante los encantos de este programa).
En resumidas cuentas, si eres de las que ve un desfile y se pregunta cuanto trabajo hay detrás, este programa te enganchará desde el minuto uno.
Seguramente trate de manera muy superficial el mundo del diseño, pero oye, la realidad es que ver como de la nada y en pocas horas (o muchas porque casi ni duermen los pobres concursantes) crean verdaderas obras de arte, me flipa y mucho. He visto vestidos que llevaría a la boda de mi hermano hechos con alpiste para pájaros, con eso os lo digo todo…
El programa tiene como 2000 temporadas aproximadamente y en Netflix, de momento, solo tenemos disponibles 2. Así que desde aquí hago un llamamiento a la plataforma para que, por diosito, suba unas cuantas de temporadas más ¡que estoy en un sin vivir!.
Lo dicho, pon Project Runway en tu vida, perderás vida social pero ¡igual aprendes a hacerte un vestido con los tapones de Coca Cola!