Al margen de las malas experiencias, siempre me ha sorprendido que haya personas decepcionadas con un lugar que han visitado, y al que ellas mismas han decidido ir. Será que yo soy pobre y no puedo viajar más de unos cuantos días en el año.

En el caso de mis amigas, este es el top de sitios que no fueron lo que esperaban.

Niza

Cuatro de mis amigas hicieron una ruta por varias ciudades francesas que debía terminar en París. Estando en Niza, les pregunté que cómo iba el viaje y una de ellas me dijo que la primera parada no le había gustado nada. En concreto su explicación fue:

—Es que, tía, después de estar en Praga el año pasado… Es que una ciudad más bonita no vamos a ver, y ahora vienes a estos sitios y ya pues todo es peor.

La Manga del Mar Menor

Otra de mis amigas, amantísima de la costa en verano, estaba cansada de las playas del suroeste peninsular y quiso variar. Eligió la Manga del Mar Menor y llegó diciendo que no volvería nunca más.

—Mira que me habían advertido: “Niña, que, para como tú eres, que te gustan tanto los sitios que están muy ambientados, aquello no te va a gustar”. Y es verdad. ¡Allí no hay nada!

Esto fue hace ya unos años. Desconozco qué hay o si ahora hay más que entonces, porque yo nunca he estado.

Berlín

Dos parejas de mi círculo fueron a Berlín hace un par de años. A tres de ellos les gustó el viaje, pero una cuarta llegó diciendo que esperaba más de Berlín, que es poco monumental y que allí lo único que hay son historias de nazis. Sí, es de las que se hace fotos sonriendo y posando en los campos de concentración.

Bruselas

Fui con un grupo bastante nutrido a Ámsterdam con idea de pasar un par de días y, desde allí, viajar a Bruselas para estar otros tres días y hacer excursiones a Brujas y Gante. En Bruselas lo que más hubo fueron lamentos por la decisión de trasladarnos: que nos deberíamos haber quedado en Ámsterdam, decían, que allí no había nada que ver.

Madrid

Una de mis mejores amigas viajó a Madrid con su familia hace más de 15 años. Fue una ruta de destinos improvisados, sin rumbo fijo ni reservas previas. Volvió diciendo que era fea y que había suplicado a su padre que no se quedaran en Madrid ni una noche más y que pusieran rumbo a Ávila cuanto antes. Que allí lo único que había eran carreteras y coches.

Cádiz

Hace unos años tenía en mi entorno a varias personas muy aficionadas al Carnaval de la ciudad que, de cuando en cuando, en las reuniones, se animaban cantando pasadobles y cuplés de agrupaciones, muchas de ellas con piropos a la ciudad.

Contagiada por la curiosidad, una amiga la visitó un verano y volvió diciendo que no era para tanto.

Quitando el centro, y el centro no es tan bonito, aquello es una ciudad normal tirando a fea.

A las playas ni mención.

Nueva York

Un amigo de mi ex y su mujer completaron una ruta Nueva York – Riviera Maya en su viaje de novios. Cuando volvieron, ella se llevó 20 minutos despotricando de la Gran Manzana: mucho tráfico, horas para llegar a cualquier sitio, colas interminables y nada fuera de Times Square o Central Park. Sigue creyendo que deberían haber elegido solo Riviera Maya.

Pues la culpa es tuya, Mari, no del sitio

Hay sitios que cuentan con mucha visibilidad en la cultura popular y/o mucho mucho marketing turístico detrás, eso es innegable. Independientemente de eso, no creo que un lugar tenga, en sí mismo, la capacidad de encantarte o decepcionarte. El sitio es el que es y ahí permanece, el resto es cuestión de las expectativas que tú te hayas creado antes y de tu actitud durante el viaje.

Las razones más frecuentes por las que creo que un destino puede decepcionar, a día de hoy, son:

  • Has mirado cuatro fotitos en Instagram que te gustaron, hechas en días con una luz totalmente distinta y con cientos de filtros aplicados.
  • No has planificado bien el viaje ni hecho reservas con antelación, así que te has encontrado sitios masificados y colas kilométricas.
  • Tuviste una primera mala impresión o una mala experiencia al llegar. Entraste en bucle, ya ibas con el mal humor y nada te gustó.
  • Estás comparando un sitio con otro que has visitado y te gustó.
  • Te has vuelto adicta a lo sorprendente, dentro de tus propias concepciones, y ya hay muy pocos sitios que cumplan tus estándares.

Todas esas razones son únicamente responsabilidad tuya, Mari.

Estoy segura de que ninguno de los sitios mencionados necesitan a más turistas, menos aún los incapaces de valorar lo que tienen delante. Cualquier lugar tiene su encanto, tanto si lo sabes ver como si no.

Esse