Cómo me gusta que estén tan de moda las miniseries. Me encanta lo de tener todos los capítulos al alcance de la mano. Por un lado, porque me pueden las ansias de saber qué pasa, no soporto quedarme a medias, me da como un picor en el cerebro que no me puedo rascar. Por otro, tengo memoria de pez para acordarme de lo que vi meses atrás, y por mucho que me pongan el típico resumen, el primer episodio de la nueva temporada me lo paso pensando cosas como: ¿este quién era?, ¿esos que hacen juntos?, ¿y el perro dónde está?, ¿pero esa no la había palmado ya?, y así, acabo sintiéndome a la deriva sobre un bote en alta mar.
Así que si eres como yo, y te gusta zamparte las series de un bocado, has de saber que Amazon Prime ya tiene disponible la temporada entera de “Nine Perfect Strangers.” Si, además, eres fan de “Big Little Lies” o “Undoing”, doble enhorabuena, porque en esta también encontrarás a Nicole Kidman y, como valor añadido, han tenido a bien contar con la genial Melissa McCarthy, a quien seguro que recuerdas como Sookie, la amiga entrañable de “Las chicas Gilmore”.
Como bien dice el título, la trama principal gira en torno a nueve personas que no se conocen entre sí, pero acaban juntas en una especie de retiro espiritual, donde cada uno espera poder resolver los traumas que le han llevado a este resort.
Es un sitio muy elitista que solo pueden costearse un puñado de afortunados, aunque el dinero no será la única variable a tener en cuenta para hacerse un hueco, de hecho, para algunos, tampoco es la más importante. Las motivaciones que tienen cada uno para estar allí son de lo más diversas, se podría decir que representan un elenco muy variopinto de gente moderna, con vidas modernas y problemas modernos.
Lo que todos comparten desde el minuto cero, es la idea equivocada de que van a relajarse en un pequeño oasis, rodeados de naturaleza, comiendo sano, sin móviles ni distracciones. Buscan reencontrarse con esa paz interior, que en algún momento voló sin mirar atrás, a golpe de talonario. Esto es muy de la era que nos ha tocado vivir; nos machacamos con el trabajo, las prisas, los estudios, el estrés, etcétera, y luego nos vamos a un balneario un finde, a ver si se nos pasan todos los males con agua termal y tés con sabores raros. Claro, que unas podemos permitirnos meter los pies en el río de nuestro pueblo, y a otros les dan albornoces perfumados y vasos de agua con rodajas de pepino dentro, pero el concepto viene a ser el mismo.
Bien, pues lo único que tendrá de relajado este sitio para los protagonistas, es el nombre, Tranquilum, que actúa como reclamo publicitario muy bien orquestado, para atraer a los pobres incautos. Poco a poco, los personajes irán desnudando sus almas en pena, mientras Frances, (Nicole Kidman), los coge con cariño de la mano, para dirigirlos con paso firme y seguro hacia la desesperación y, no solo no la ven venir, sino que hasta cierto punto, ellos mismos se lo permiten. Se dan este tipo de situaciones, en las que una se pregunta qué haría si estuviera en su lugar.
No sé si esto solo me pasa a mí, pero siento algo de placer culpable cuando veo a los ricos sufrir en la tele. Es como si el saber que ellos también lloran, o que también experimentan engaños amorosos y humillaciones, los hiciera más reales.
Más cerca de nosotras, la gente de andar por casa. Igual es un consuelo mío, que tengo muchísimas ganas de que la frase esta de: el dinero no da la felicidad, sea cierta al cien por cien. Claro que no seré yo la única, cuando cada vez proliferan más realities como el de las Kardashian, “Real Housewives of Beverly Hills”, “El imperio de la ostentación” o, uno que vi una vez, no recuerdo el nombre, que iba de multimillonarios en busca de mansiones, y lo pasaban fatal porque no encontraban ninguna lo suficientemente grande, angelitos.
Obvio, la mayoría lo pasa mal por motivos que no tienen nada que ver contigo o conmigo, pero, las lágrimas son saladas vengan o no con el rimmel corrido. En cualquier caso, me gustan este tipo de tramas en la que la vida también les pone a ellos en jaque, si es mate o no, tendrás que descubrirlo por ti misma, yo hasta aquí puedo leer.
Sara Martín
