Críticas, rumores, chismorreos… Llámalo como quieras, pero el fin es el mismo: terminar con la seguridad de las personas o, si cabe, hacerlas más vulnerables a la opinión de los demás. Una sociedad donde parece que el exterior es más importante que el interior (pura apariencia), donde una persona tiene que hacerse fuerte por sus golpes, ¿y después qué?

Pues, menos mal que alguien ha parado a aquellos que querían vernos derrumbadxs. Sí, esa persona es Amaia Salamanca. La actriz ha experimentado en primera mano lo que significa el foco mediático y ha comentado lo “fácil” que es hablar sobre otra persona a través de las redes sociales y lo sencillo que es escribir desde la pantalla. 

 

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Rascando unos minutitos más…

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Y es que en sus últimas fotos hay decenas de comentarios hablando sobre su físico y alertando sobre su delgadez, como si ella no tuviera un espejo en casa. Los hay que incluso aseguran que ‘está enferma’. Ya sabéis, los mismos que diagnostican problemas de salud a una chica con sobrepeso a través de una fotografía.

Siempre escuchamos críticas del tipo: “no viste acorde a su edad”, “esa prenda no le sienta bien con su cuerpo”, “se le notan las costillas”, “mira ese michelín”… Comentarios que estamos hartas de soportar. Pero, vamos a ver… “¡a quién le importa!”, como diría Fangoria. 

Por favor, vamos a grabarnos en la mente lo importante que es quererse a uno mismo, estar cómodo y conocer y querer nuestros puntos débiles… Aunque las miradas y cuchicheos intenten debilitarnos. Esas personas no nos conocen, no saben nuestra historia y tampoco se merecen ese tipo de atención.

Desde pequeños nos enseñan a respetar a las personas pero, cuando existe la mínima posibilidad, mucha gente empieza a juzgar la apariencia. Y es que al juzgar el físico se crean prejuicios y, en muchas ocasiones, son barreras para conocer a personas. Por eso… ¡VIVA LA GENTE SIN PREJUICIOS, LIBRES Y CUYA MENTE NO HA SIDO ENSUCIADA!

También se ha criticado a Amaia que no responda a ese tipo de comentarios pero… ¿Por qué no contesta?  Muy fácil señores y señoras, lo fácil sería dar una respuesta (que siempre suena como justificante para las personas más sensacionalistas) pero lo realmente vale es pasar del tema. Darle más importancia a lo que opina los que te quieren y no hacer caso a los que te intentan hundir.

¿Quién está libre de todos sus pensamientos negativos?

¿Qué derecho tenemos de hablar sobre alguien (y comentarlo)?

 

María del Mar Vera Liarte