No me digas que me quieres. Porque cuando lo dices, aunque no seas consciente, lo que buscas es una respuesta. Lo que buscas es que yo te quiera.

No me digas lo mucho que te gusto, ni lo bonito que me queda ese vestido, ni lo especial que soy. Hazme sentir especial, hazme sentir bonita. A veces una mirada dice más que algunas poesías.

No me regales bombones y flores, regálame sonrisas. Salta conmigo, ríe, baila, enséñame un rincón nuevo, cuéntame un secreto. Mójate conmigo corriendo bajo una tormenta, aprende a pisar el césped descalzo, conmigo de la mano. Hazme sentir viva.

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No me hagas promesas. No enumeres todas las cosas que te gustaría que hiciéramos juntos, ni todos los lugares que visitaremos. Simplemente llévame contigo, a donde sea, pero contigo.  Hazme sentir que el presente cuenta más que el mañana, que contigo lo que cuenta es el día a día, y que por eso merece la pena pasarlo contigo. Conviértete en ese pensamiento alegre que venga a mi mente cada mañana.

No me susurres todo lo que te gustaría hacer conmigo entre las sábanas. Házmelo. Deja que vibremos juntos, atrévete a explorar conmigo, siente, experimenta. Regálame orgasmos de la misma forma que otros regalan joyas. Para mí, están mucho más valorados.

No te rías de mis gustos como si fuera una niña pequeña. De esa canción que te parece un poco tonta, de esa película que es un poco ñoña. Siéntate conmigo y descubre por qué me gusta lo que me gusta. Tengo mis momentos filosóficos, pero también necesito los ratos simples y sencillos. No me idealices como mujer, conóceme como persona.

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No me digas que me amas, como si ya fuera un hecho inamovible. Como si ya lo tuviéramos todo hecho. Enamórate cada día un poco de mí. Haz que cada día me enamore un poco más de ti.

Cambia cada palabra por un beso en mi cuello, por un abrazo largo, por tus dedos secando las lágrimas impulsivas de mis mejillas, por un beso lento, por una mirada intensa, por un roce inesperado, por un escalofrío que no esté aletargado.

No me digas que me quieres. Quiéreme. Quiéreme cada día.

Texto por Silvia C. Carpallo, autora de Si el amor te dijo “no”, pregúntale otra vez