Pues así, cómo os lo cuento, que no sabía yo que en esa parte del cuerpo también tenemos pelo las mujeres, como no me la veo…

Y así fue como lo descubrí: llevaba yo varios años yendo al mismo salón de belleza a depilarme. Yo soy muy básica, casi siempre me hacía piernas enteras, ingles y axilas. Las inglés cada vez se metían un poco más y me dejaban menos pelo. Hasta que un buen día mi esteticien, que es una chica simpatiquísima y super profesional, me propuso quitarme todo el vello de ahí abajo, total, cada vez me depilaba más cantidad y para dejar ahí una línea con cuatro pelos, mejor que me los quitara todos.

Bueno pues me animé y le dije que sí. Me dijo que me ladeara la braguita, me plantó un pegote de cera en todo el chumi y me lo dejó más calvo que la cabeza de Bruce Willis. Me dolió, ya lo creo que me dolió, y encima cuando me lo vi en el espejo no me gustó nada, parecía el chocho de una muñeca.

Con los días me fui acostumbrando a estar pelona ahí abajo, aunque hacer pipí era una odisea. No sé si alguna vez os habéis depilado enteras pero la orina se va en todas direcciones. Parece ser que el pelo ahí abajo, además de proteger de ciertas infecciones, canaliza el pipí hacia el váter, como un río que con su recorrido va de forma natural a desembocar en el mar.

Bueno pues pasaron unos meses y volví por mi salón de belleza de confianza. Al principio no pensaba quitarme toda la pelambrera, porque no me convencía nada lo de llevar el chichi pelado, pero cuando la chica se puso a depilarme, no sé como salió de mi boca un “quítamelo todo”. Y así lo hizo. Pero no contenta con haberme creado esa nueva necesidad de ir calva, me suelta:

“Pues ya que te lo depilas entero, te quito también los de la zona perianal, si quieres”.

¿La zona qué? No sabía ni de qué zona me estaba hablando, pero muy bien no sonaba. Y yo, como soy totalmente incapaz de decir que no, pues le dije que vale. “Pues date la vuelta” me suelta y yo ya acojonada. Me tumbo boca abajo y me dice que baje la braguita y me abra con las manos los glúteos…

“¿Cómo? ¿Qué me abra quééé?” –  Le grité asustada.

 

Y ella, que me vio más perdida que el alambre del pan de molde, me explicó, siempre amable y con una sonrisa, que la zona perianal es la parte que se encuentra alrededor del ano, la piel que se halla entre la zona anal y los genitales. “¿Pero ahí también tenemos pelos?” Pues si amigas, en el ano también tenemos pelos, y lo descubrí aquel día.

De repente estaba yo tumbada boca abajo con las manos separándome los cachetes del culo y un cera entre las nalgas. Y sí, tenemos pelo ahí, lo supe porque el tirón me dolió y mucho.

¿Y qué pasó después? Pues que me noté la piel tan lisita y suave que no quise nunca más tener pelos ahí. Pero claro, el problema vino cuando volví a mi centro de estética a depilarme y mi esteticista de confianza no estaba. Yo que soy bastante pudorosa, no me atrevía a pedirle a la chica que me atendió que me depilara el culo, porque una tiene una dignidad y ponerse con el culo abierto, separándose las nalgas, con el ojete a la vista, para que una persona que no conoces de nada te eche cera caliente y te arranque de allí los pelos, pues como que no. Así que preferí callarme y una vez en casa se me ocurrió la brillante idea de quitármelos yo.

Foto de Bruna Gabrielle para Pexels

Un consejo: no lo hagáis. Os cuento mi hazaña; lo de meterme allí la cuchilla como que me daba un poco de respeto, así que compré crema depilatoria, de esa que huele fatal y no duele, porque al final lo que hace es quemar el vello. Me puse en cunclillas, con un espejo debajo para verme bien la zona esa perianal, y me eché la cremita. Ese día todo genial, todo muy bien. Pero a los dos días me empezó a crecer el pelo, y pica, pica mucho. Imaginaos la sensación de picor intenso y tener que reprimir las ganas de rascarte porque ya sabéis la zona que era. No es plan de estar rascándote el culo todo el rato en público.

Total, que una y no más, a partir de ese día, si me quiero depilar el culo, se lo pido a una profesional, me da igual si es la primera vez que la veo, es gente acostumbrada a este tipo de cosas y no se va a asustar porque le enseñe mi ano lleno de pelos.

 

ANÓNIMO