Normalizar esconder los embarazos hasta la semana 12 es normalizar que el duelo se viva en soledad

 

La de mantener el embarazo en secreto hasta superar el primer trimestre es una de las normas no escritas más respetadas por la mayoría de las mujeres y parejas. Es casi como una especie de superstición. Muchas tememos tentar a la suerte haciendo público nuestro estado ‘antes de que sea seguro’.

De hecho, si no eres supersticiosa e informas a tus amigos de que estás embarazada de unas pocas semanas, la gente tiende a mostrarse menos efusiva de lo que lo haría si estuvieras de más tiempo. De alguna forma, también tienen miedo.

Porque parece que todo se reduce a esa posibilidad de que el embarazo se malogre.

Todo el mundo sabe que entre un 10% y un 25% de los embarazos resulta en un aborto espontáneo. Así que no nos permitimos celebrar la noticia hasta más adelante. Como si con ello pudiésemos evitar que ocurra la desgracia, cuando en realidad, poco o nada se puede hacer para evitarlo.

En algún momento alcanzamos ese acuerdo tácito.

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Lo malo es que normalizar esconder los embarazos hasta la semana 12 es normalizar que, en caso del temido aborto, el duelo se viva en soledad.

Es perpetuar un tabú que, en consecuencia, condena a las mujeres que los sufren a ocultar sus sentimientos y emociones delante de todas las personas de su entorno que ni siquiera sabían que estaban embarazadas.

Hemos creado un círculo vicioso alrededor de las primeras etapas del embarazo del que cuesta salir.

No decimos que estamos embarazadas hasta el segundo trimestre, porque tenemos miedo a perderlo. Nos quedamos solas con nuestro dolor si lo perdemos, porque nadie lo sabía.

Pero ¿de verdad lo ocultamos solamente por unca cuestión de superstición?

Como mujer que ha sufrido tres abortos en el primer trimestre, tengo claro que no.

Yo fui fiel a la norma de la semana 12 en los tres embarazos que no llegaron a término. Así como en los dos en los que sí pude ver nacer a mis hijos. En cierto modo porque creía que eso es lo que se supone que hay que hacer. Por tanto, fueron muy pocas las personas con las que compartí la pérdida de mis bebés.

Al menos en el primero, pues reconozco que, fruto de la amarga experiencia, en los sucesivos mi silencio se debió otros motivos.

 

Normalizar esconder los embarazos hasta la semana 12 es normalizar que el duelo se viva en soledad

 

Motivo uno: porque, de muy malas maneras, descubrí que la gente que no ha pasado por este trance carece de la sensibilidad adecuada para hablar de ello con quien sí lo ha hecho.

Motivo dos: porque una parte de mí, una bastante importante, no entendía por qué me había pasado eso. Me daba vergüenza admitir que mi cuerpo no era capaz.

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Y estos motivos tienen de base esa normalización de la que hablábamos al inicio.

La sociedad no está preparada para ayudar a las mujeres que han sufrido un aborto espontáneo porque no se habla de ello lo suficiente para que podamos aprender a manejarlo.

Y las mujeres que los sufren lo ocultan porque no se sienten comprendidas.

O por vergüenza. Porque, como no se habla de ello y, por tanto, no son conscientes de cuántas mujeres pasan y han pasado por lo mismo que ellas, no entienden qué es lo que han hecho mal (NADA), qué es lo que está mal en ellas.

Es por todo lo anterior por lo que seguimos ocultando los embarazos hasta el segundo trimestre y viviendo en soledad el duelo si perdemos a nuestro bebé.

 

¿Estás de acuerdo?

 

 

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