Darse cuenta de que tu pareja es un enfermo mental y de que, por sus altibajos, sus cambios de comportamiento y su actitud impredecible, no puedes seguir con él, es tristísimo.

No sólo por saber que lo vuestro es imposible, que la vida que siempre habías imaginado no se va a cumplir. Sino porque te sientes como una absoluta mierda y piensas que lo has abandonado a su suerte y que priorizar tu bienestar y tu futuro te convierte en el demonio. Aunque puedas ayudarlo de otra forma, no necesariamente como pareja, tú crees que lo estás dejando en la estacada en su peor momento.

En mi caso, me di cuenta de que mi novio era un enfermo mental muy poco a poco.

De hecho, aquello que me encantó cuando lo conocí, aquellos rasgos de su personalidad que para mí lo hacían extraordinarios, son los mismos que más tarde me fueron revelando lo que ocurría: mi pareja era bipolar, o esquizofrénica, aún no sé muy bien qué.

novio enfermo mental

Él es una de esas personas (o era, porque la medicación lo ha cambiado por completo) que acapara todas las miradas en cualquier reunión. La primera vez que hablé con él, quedé prendada por su cultura. Sabía mucho de muchas cosas, pero no hablaba de manera pedante.

Y lo más llamativo era su capacidad para crear conexiones entre unos temas y otros. Y para saltar de una cosa a otra a la velocidad del rayo, provocando que casi nadie entendiera de qué estaba hablando. Menos yo.

Por alguna razón, desde el primer momento supe ‘pillar’ la manera en que funcionaba su cabeza. Él mismo me decía que conmigo no necesitaba ser de otra forma, bajar revoluciones. Y claro, cuando la persona que te gusta te hace saber que eres especial (aunque la razón de fondo sea una mierda absoluta), te encanta.

Pero, poco a poco, sus comportamientos fueron siendo más y más excéntricos. Ya no es que cambiara de tema aleatoriamente, sino que lo que decía no tenía ningún sentido. Tenía alucinaciones, manías persecutorias, oía cosas que nadie decía, creía que todo el mundo estaba en su contra.

Hablar con él, estar con él, se convirtió para mí en una auténtica pesadilla. Cualquier cosa que dijera era susceptible de ser malinterpretada y de convertirse en un numerito, en gritos, en aspavientos, en desbandadas.

Tenía miedo de hablar con él, así que acabé dándole la razón en todo para que no se alterara.

novio enfermo mental

A todo esto se sumó que se metió en la droga. El momento culmen, cuando comprendí que era imposible seguir con él, fue cuando tuvo un ataque de convulsiones y empezó a darse golpes con la cabeza contra la pared mientras me gritaba que era una egoísta, que sólo quería que él se comportara como a mí me parecía bien, que nadie le quería tal y como era.

No puedo definir el nivel de estrés de un momento así. La huida me pareció la mejor opción. Hoy sé que está enfermo y bajo tratamiento. Y siento no haber podido ser parte de la solución. Pero, a veces, la solución te la tienes que dar a ti misma.