Pensaba que era la niñera y resultó ser su amante. 

 

Holiwis gente, hoy quiero contaros como la armé muchísimo con mis vecinos por intentar ser agradable por una vez en mi condenada vida (no sé ni para que me esfuerzo).

Veréis, hace unos años se mudaron a la casa de al lado una parejita muy acaramelada, los cuales estaban casados desde hacia unos años y estaban esperando a su primer hijo. Años después, tuvieron al segundo y eran como las típicas familias modélicas, todos con sus trabajos, bien vestidos, etc. Nada más lejos de la realidad.

Yo en esa época era muy joven y no me gustaba relacionarme más allá de lo estrictamente educado, por ello no tenía casi contacto con ellos; llamadme rara pero me gusta respetar el espacio de la gente, ellos con su vida y yo con la mía. 

Pues bien, yo estaba con mis cosas cuando un día vi a una chiquita rubia por la ventana del patio. Yo pensé al principio que sería alguna amiga de la mujer o algo, ya que siempre estaban juntas en casa, por lo que me dio un poco igual. El caso es que pasó el tiempo y la muchacha estaba bastante tiempo en la casa, siempre por la mañana, a veces limpiando la casa o recogiéndola colada.

Al final me entró la curiosidad, ya que no puedes evitar escuchar ciertas cosas cuando las paredes son de papel y oyes hasta cuando se tiran un pedo. Pues bien, esa mañana la madre estaba en casa y le estaba diciendo que dejase la comida preparada ya que los niños saldrían al mediodía del cole y ella no estaría hasta la tarde. Yo ahí pensé “vale, es la típica chiquita que recoge a los nenes hasta que llegan los padres y les hace algunas tareas del hogar”.

Yo seguí a lo mío y días después me encontré con el marido en el ascensor. Al ser el último piso pues o tienes una conversación o se hace eterno y el señor era agradable, cabe destacar. Pues ahí que estaba comentándome que el trabajo de ese día y el gimnasio lo había dejado agotado, a lo que yo le respondí “al menos tenéis a alguien que os ayuda con las tareas de casa”. 

Oh, cielos, si hubieseis visto su cara. Yo no sabía si reírme o qué de la situación, la tensión se notaba en el ambiente y el hombre me miraba con las cejas alzadas, sin llegar a entenderme. Me acuerdo que soltó una risa incómoda, como quitando peso al asunto y me dijo “debes de estar equivocada, no tenemos a nadie contratado”. Y yo con mi cara de circunstancias y más tensa que un muelle le respondí “ah, perdón, pensaba que era la canguro o algo”. 

Tierra trágame, su cara estaba desencajada. Tragué saliva y agregué “ya sabes, la chica rubita que esta siempre con tu mujer”. Él frunció el ceño y asintió, sin llegar a entender de lo que le estaba hablando, como si le estuviese contando sobre extraterrestres de Júpiter o algo así. Salimos del ascensor un poco con torpeza y me metí en casa todo lo rápido que pude, sabiendo que la había cagado mucho, aunque no entendía muy bien el por qué. 

Más tarde, los escuche hablar a través de la pared y ella le dijo riéndose: “se habrá equivocado, solo estamos los niños y yo”. Ahí primero me ofendí, yo no estaba loca ni ciega y no entendía por que negaba la existencia de la chica, pero luego lo comenté con mi grupo de amigas y una de ellas me escribió “a ver si es su amante y la has liado, jaja”. 

No sé qué pasaría al final, pero el marido ya no vive con ellos y la chica rubia tampoco volvió a ir. De verdad que me sentí fatal, no debería haber comentado nada ni haberme metido en la vida de los demás, pero tampoco podía imaginarme que era la jodida amante de su mujer. Es decir, ¿tienes una aventura y pones a tu querida a fregar la casa y a cuidar de tus hijos? Venga ya. 

 

Clau