La mujer perfecta está claro que no existe, al igual que no existe el hombre perfecto, pero realmente, ¡ni falta que hace! Cada uno de nosotros tenemos nuestras características y nuestras particularidades que nos hará que les gustemos o no a unos y a otros.

Pero si es verdad que los hombres y las mujeres nos fijamos en cosas diferentes a la hora de buscar pareja.

A grandes rasgos si es verdad que lo que más tienden a buscar ambos es que la persona sea inteligente y que le haga reír, es verdad que estas características van acorde con cómo es cada uno.

Es decir, si yo soy una persona muy inteligente, intentaré buscar a otra persona que esté en el mismo nivel más o menos, de hecho las parejas que más se parecen en nivel de inteligencia son las más propensas a permanecer juntas.

Pero como os decía, los hombres y las mujeres no buscamos lo mismo, y esto puede suponer un problema a la hora de entendernos.

Como psicóloga especializada en sexualidad y pareja, no dejo de ver en consulta como nosotras hacemos sin darnos cuenta una “lista de la compra” para elegir pareja, donde ponemos un sinfín de características imprescindibles para nosotras y el resultado final suele ser una persona tremendamente parecidas a nosotras.

Es decir, las mujeres tendemos a buscar a una persona que sea como nosotras.

Y no me malinterpretéis, esto como idea de base tiene toda la lógica del mundo, porque yo que soy una tía estupenda, lo lógico es que busque a una pareja que sea como yo.

Pero es aquí donde reside la trampa, porque cuando buscamos el calco a nosotras mismas, corremos el riesgo de encontrarlo y darnos cuenta que en muchos aspectos es fácil chocar.

Si yo tiendo a ser muy cabezona, si mi pareja es exactamente igual que yo, es probable que tengamos bastantes conflictos o nos cueste ponernos de acuerdo.

Mientras que, los hombres por su parte buscan a una pareja que los complemente.

¡Ojo! No que los complete, que a estas alturas ya sabemos todos que somos personas completas y no la mitad de nada.

Pero si es verdad, que los hombres a la hora de elegir priorizan cualidades que saben que a ellos les faltan o no la tienen tan desarrollada y ven en su pareja una posibilidad de complementarse y poder crecer.

Esto también tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, buscar a alguien que te complemente no implica buscar a alguien que cuide de ti y se encargue de tu persona, ni mucho menos.

Se trata de entender que si yo por ejemplo tengo momentos en los que me cuesta ver el lado positivo a las cosas, mi pareja ideal será aquella que me ayude a ver una alternativa diferente, ya que si es tan negativa como yo, nos costará salir de ahí y puede repercutir a la larga en la relación.

El mundo de las relaciones puede llegar a ser tremendamente complicado, porque realmente existen diferencias a la hora de comunicarnos y de priorizar unas cosas u otras, pero empezar a entender estos pequeños matices nos pueden ayudar bastante a entender porque me puede costar encontrar a alguien con el que encajar.