La vida son etapas. Todos estamos de acuerdo en que hay momentos en los que sientes que estás a punto de colapsar y que no das más de ti. El cansancio, la falta de sueño, el estrés. Te pasas el día haciendo mil cosas sin tener tiempo para sentarte y descansar. Ya sea el trabajo, los estudios, las obligaciones que tienes y no puedes dejar a un lado, los problemas personales…

Aún así, tratas con todas tus fuerzas de organizarte. Quieres darle a cada cosa su tiempo y prioridad, pero hay veces en que es totalmente imposible. No puedes dividirte en cinco personas diferentes para que cada una de ellas se ocupe de una tarea, así como tampoco puedes olvidarte de ti mismo por querer quedar bien con los demás.

Tranquilo, supongo  que a todos nos ha pasado y, en muchas ocasiones, no sabemos muy bien cómo organizar nuestras tareas para estar en paz. Te gustar leer, te gusta ver una serie o una peli, te gusta pasear o salir a tomar algo con tus amigos, te gusta una buena conversación en una cafetería.

¿Y si te tomas un día para hacer eso que más te gusta? Puede que así relativices todas esas cosas que te agobian.

¿Qué puedes hacer?

Aparca a un lado todo lo que se supone que debes hacer y haz lo que te apetece de verdad. Un solo día, sin pensar en nada más. Levántate repitiéndote a ti mismo que va a ser un buen día. Dedícate a hacer aquello que más te guste y que te identifique. Siéntete tú mismo y conecta con la persona que eres y te gusta ser.

Sé aquello que te llene porque, ¿sabes una cosa? Las cosas fluyen cuando estás en paz contigo mismo y te tomas tiempo para respirar. No se me ocurre nada más importante que sentirse bien. Todo lo demás se acomoda poco a poco, con paciencia. Piensa en ti. Concéntrate en ti, ¿qué puedes perder?