¿Estáis seguros de ser dueños de vuestros propios complejos?

Yo antes ni me planteaba esta pregunta hasta que me puse a analizar el origen y ¡Chas!, llegué a la conclusión de que tenía complejos aprendidos.

¿Y qué son los complejos aprendidos? Diréis, y con razón porque me acabo de inventar la definición. Son complejos que haces tuyos por imitación, de forma inconsciente, los adoptas y te vas al rincón a alimentarlos.

Os pongo un ejemplo; Un día tu amiga te dice que está ‘súper gorda’: «¡mira que piernas tan gordas tía, tengo unos michelines que flipas!», tú, que pesas 10 o 20 kilos más, tienes más carne que ella, llegas a tu casa y te miras en el espejo, en ese momento tu mente comienza la primera fase: «pues si X está ‘super gorda’, yo que peso más que ella estoy hecha un ballenato». Lógica pura y dura que dirían por ahí.

Y así van pasando los días, llegamos a la siguiente fase: la semilla ya está plantada, sólo falta ir regándola con cada comentario del estilo «¿cómo me voy a poner esa camiseta? ¡estoy demasiado gorda!», «yo no voy a la playa, todo el mundo me va a mirar, me da vergüenza», «estoy muy gorda para ‘(inserte cualquier actividad)'».

Cuando te das cuenta, llegamos a la última fase: ¡felicidades! tienes un lindo complejo al que puedes considerar tuyo, lo has alimentado poco a poco y le has dado todo tu cariño.

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Si bien es cierto que somos más propensos a caer en estos engaños psicológicos en la adolescencia, no estamos del todo seguros de mayores ya que la mente nos juega muy malas pasadas y los complejos están ahí acechando, esperando una víctima inocente que se quiera apiadar de ellos.

Y ahora, os repito de nuevo la pregunta, ¿estáis seguros de ser dueños de vuestros propios complejos?

Rosa Expósito

 

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