Primera parte:

 

Con esta primera receta vas a disfrutar como una enana. Súper fácil de hacer y absolutamente deliciosa. Y lo mejor es que es la excusa perfecta para luego ponerse en plan repostero y aprovechar las claras que nos sobren con otra estupenda receta de bizcocho. ¡Agárrate que vienen curvas! 

Pasta carbonara (2 personas)

Ingredientes:

Tu pasta preferida (a mí me gusta con macarrones aunque los defensores  de la pureza de la receta te dirán que uses spaghettis)

4 yemas de huevo M

100 gramos de Grana Padano o Pecorino Romano rallado

250 gramos de bacon en daditos (la receta original es con pancetta, pero para gustos…)

Sal y pimienta

 

  • Pon el agua de la pasta a hervir con sal y un chorrito de aceite, para que no se pegue.
  • Mientras se calienta el agua, pon una sartén sin aceite a fuego medio, donde cocinarás el bacon, que ya soltará su propia grasa.
  • En lo que se calienta la sartén, ve separando las claras y las yemas. Guarda las claras en una bolsa para congelados y guárdala en la nevera. Las vas a necesitar en la segunda parte de esta receta encadenada.
  • Mezcla las yemas con el queso rallado. Debe quedar pastosito pero manejable, no demasiado seco.
  • Cuando el agua hierva, echa la pasta y pon un temporizador con el tiempo que indique el paquete menos 1 minuto. No queremos que nos quede blandurria cuando la cocinemos con el bacon.
  • Cocina el bacon a fuego medio. Verás cómo va soltando su grasita, que será parte esencial de la gracia de esta receta. El bacon debe quedar doradito y crujiente, para ofrecer buen contraste de texturas con la pasta.
  • A mitad de cocción de la pasta, saca un par de cucharadas del agua de la olla y ponla en un pequeño cuenco para que se temple. Esto es importante, no puede estar muy caliente cuando la mezclemos con las yemas o se cuajarán.
  • Escurre la pasta y añádela a la sartén con el bacon, rehógala un minuto y medio aproximadamente, removiendo para que se impregne bien del sabor del bacon, y retira del fuego.
  • Sirve la pasta con el bacon en los cuencos en los que la vayas a comer. Deja que se temple. Ya sabes, por lo de las yemas y eso.
  • Añade una cucharada del agua de cocción de la pasta a la mezcla de las yemas con el queso. Remueve bien para que se incorporen todos los ingredientes. Si te has pasado con el queso a lo mejor necesitas añadir otra cucharada. La idea es que quede como una crema densa.
  • Ve añadiendo poco a poco la salsa a los cuencos mientras remueves la pasta para que se mezcle todo bien. 
  • ¡Y eso es todo! Si te gusta la pimienta, puedes echarle un poquito por encima. Y si eres de las mías, te la comerás directamente así. ¡Absolutamente delicioso.. y contundente! 

 

Segunda parte:

 

Ya te has comido un maravilloso plato de pasta carbonara y has guardado las claras en el frigorífico. Si no tienes cuerpo para una doble jornada en la cocina también puedes congelarlas y sacarlas unas horas antes el día que te apetezca hacer esta segunda receta.

Bizcocho de claras con limón

Ingredientes:

4 claras de huevo

40 ml de aceite de girasol

80 ml de leche entera

120 gr de azúcar blanco

120 gr de harina

10 gr de levadura química (Royal)

Una pizca de sal

Ralladura y zumo de un limón

Azúcar glas para decorar

 

  • Antes de ponerte a mezclar nada, enciende el horno para que esté listo cuando termines. 200ºC con calor arriba y abajo.
  • Pon las claras de huevo en un bol metálico que hayas enfriado previamente, añade una pizca de sal y bátelas a punto de nieve, es decir, hasta que puedas poner el cuenco bocabajo y no se caigan. Resérvalas en la nevera.
  • Saca dos boles más, uno para los ingredientes secos y otro para los húmedos.
  • Mezcla por un lado la harina (tamizada), la levadura química y el azúcar.
  • En el otro cuenco mezcla el aceite, la leche y la ralladura y el zumo del limón.
  • Añade despacio los ingredientes húmedos a los secos mientras remueves despacio. 
  • Por último, incorpora las claras que habías reservado. Debes hacer movimientos envolventes para que no pierdan el aire que tienen y que hará que este bizcocho quede más esponjoso.
  • Cuando todos los ingredientes estén bien incorporados, vierte la mezcla en un molde cubierto con papel de horno y mételo en el horno.
  • Baja la temperatura a 180ºC y deja que se haga durante aproximadamente 30 minutos. El tiempo varía en función del horno, así que comprueba si está hecho con un palillo. Pincha el bizcocho y si el palillo sale limpio, sácalo.
  • Cuando el bizcocho esté hecho, déjalo enfriar en el molde durante una hora y luego desmóldalo y deja que se acabe de enfriar sobre una rejilla.
  • Para terminar, espolvorea un poco de azúcar glas por encima y ¡listo! Ya tienes tu bizcocho, ligero y esponjoso, para disfrutar en cualquier momento. Y encima, sin desperdiciar las claras de la anterior receta. ¡Es un win-win!

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