Me gustas, pero no quiero nada serio.

Vamos a seguir fluyendo sin pensar en el futuro.

Estamos bien, para qué definir lo que tenemos.

¿Te suena alguna de estas frases? Quizás las hayas tenido que digerir alguna vez de aquella persona con la que te empezabas a sentir algo más que a gusto. Os tengo que confesar que a mi me ha pasado. Y no, no ha sido sencillo tener que tragar ese rollo de “no eres tú, soy yo”.

Puede que después de esa conversación hayas estado analizando el porqué si todo iba tan bien, esa persona decidió dar un paso atrás. Decidió que no era el momento para consolidar aquel vínculo. Me sabe muy mal anunciarte que posiblemente hayas sido parte de una relación líquida.

El amor líquido se podría definir como la antítesis del amor romántico. Conocido el amor romántico como aquel que construye relaciones íntimas, estables y sostenidas por cimientos sólidos. Las relaciones líquidas se manifiestan por la ausencia de estos elementos. Son fugaces, superficiales, etéreas. Diseñadas para no durar, para no comprometerse.

El concepto se lo debemos al sociólogo, filósofo y ensayista Zygmunt Bauman, que en su libro Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos nos retrata este modelo relacional como aquella afectividad superficial. Personas que huyen de establecer raíces emocionales profundas y que sitúan su satisfacción en necesidades corporales e intelectuales dentro de un tiempo presente. La mercantilización de las relaciones personales. Donde si te enamoras, has perdido.

En una esfera donde el placer se superpone a la emoción, las personas que mantienen este tipo de conexiones con terceros son donde se sienten más seguras. Sin ataduras, en un mundo donde el hedonismo permanece de forma perpetua. La subsistencia a través del gozo y del deleite, eliminando cualquier resquicio de dolor. Un amor de intermitencia fugaz configurado por el miedo a estar solos y que vive de esos primeros momentos apasionados que solamente se encuentran en las primeras etapas de inicio de una relación. Un universo donde el corazón está de más.

Si tu amor se fue como una ola, yo huí de allí como un salmón que nada en contra de tu corriente. En un milenio con millones de formas de entender las relaciones amorosas donde definir consensos afectivos desde la empatía y la libertad de expresión, conceptos como el amor líquido siguen explicando muchas de las conductas de las personas que prefieren la evitación emocional.

Mi consejo, aléjate de quien te tire ficha y luego oculte la mano.

Rebeca Baena