Mientras que el mundo y la sociedad cambia, nuestro concepto de cómo nos tenemos que relacionar lo hace también.

Se nos ha enseñado, y hemos aprendido, que lo normal es la monogamia. Pero no es la única forma sana de relacionarse.

Lo tradicional es encontrar una pareja para toda la vida, a la que le regalamos nuestro tiempo, nuestros sentimientos, nuestro deseo y nuestra entrepierna. Pero ¿es la única forma sana de relacionarse?

La respuesta es un NO rotundo. El amor romántico nos enseña que en este mundo sólo existe una persona para cada uno de nosotros y, como muestra de nuestro amor más profundo, le debemos lealtad emocional y fidelidad sexual. La monogamia, desde este punto de vista, es una muestra irrefutable de nuestro compromiso afectivo y sexual con nuestra pareja. Pero poco a poco, la sociedad se está dando cuenta de que existen una serie de preceptos en las relaciones románticas que nos hacen más daño que bien, por lo que cada vez nos encontramos a más personas que deciden vivir sus relaciones de pareja de otras maneras menos tradicionales, pero no por ello menos comprometidas.

Veamos unas cuantas:

Polisexuales: Son parejas que se comprometen a una lealtad emocional, pero que llegan al acuerdo de poder tener múltiples parejas sexuales. «Somos novios, pero follamos con quien nos apetece»

Poliamorosas: Parejas que son conscientes de que tanto la sexualidad como el amor es posible con más de una persona y establecen varias relaciones de lealtad emocional. «Somos novios, pero también soy novio de Menganita y de Fulanito y tú, de Paquito y Tomasita».

Intercambio de parejas: Parejas que entienden la sexualidad de una forma abierta, por lo que establecen relaciones con otras parejas o individuos, siempre con la presencia o participación de su pareja. Si esta última condición no se da, estaríamos hablando de polisexo. «Somos novios, pero nos lo pasamos genial juntos con otras personas».

Híbridas: Parejas en las que uno de los dos es monógamo, pero el otro decide ser polisexual. Dentro de estas puede darse el caso de los «cuckold», o «cornudos», que son personas que tienen el fetiche de que su pareja mantenga relaciones sexuales con otras personas -ya sea o no en su presencia-. «Somos novios, pero tú te tiras a quien te de la gana y yo no».

Citas múltiples: La forma natural de relacionarse antes de decidir una relación de monogamia, ya sea emocional o sexual (o ambas). En nuestra cultura, tendemos a que después de la tercera cita con alguien, ya empezamos a pensar en exclusividad sin plantearnos si realmente le conocemos y es lo que queremos, así que con cierta rapidez se cae en la monogamia y luego vienen los malos entendidos y los dramitas. En este caso hablamos de personas que tienen citas con otras personas sin ningún tipo de compromiso afectivo o sexual explícíto. «Hasta que decidamos si somos novios, hacemos lo que nos dé la gana».

Monogamia. La forma tradicional de relación, en la cual hay exclusividad emocional y sexual. «Tú pa’mi y yo pa’ti y punto pelota»

 

Cualquier tipo de relación es lícita, y no eres mejor ni peor que otra persona por tu decisión de cómo quieres establecer tu forma de relacionarte.

 

Ahora bien, deben existir al menos unas cuantas condiciones para que se den de forma saludable.

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Consensuado: Todo, absolutamente todo, tiene que partir de un acuerdo común. Y aquí es la parte que quizás cuesta más porque has de conocerte. Conocer no sólo tus deseos, sino tus miedos, y ser capaz de poner límites. Así, si tú quieres un intercambio de parejas, pero tienes miedo a que tu pareja reciba mejor sexo oral del que tú le das, tienes que ser capaz de decirlo.

Sano: Que lo que se establezca entre la pareja sea saludable y beneficioso para ambas partes. De nada sirve que aceptes una relación híbrida si tú quieres tener libertad para tener sexo con otras personas. Debe hacerte sentir bien física y emocionalmente.

Seguro: Que no se lleven a cabo prácticas que puedan ponerte en riesgo a ti o a tu pareja. Así, tener sexo sin preservativo con desconocidos no sólo te pone en riesgo a ti, sino a tu pareja. Pero si tienes con tu pareja el acuerdo de que nada de emocionalidad con terceras personas y tú te estás apoyando emocionalmente en una de ellas, tampoco estás minimizando el riesgo. Es decir, tiene que ser seguro a nivel físico, pero también a nivel emocional.

Comunicación: Como llegar a acuerdos es básico, la capacidad de decir lo que deseamos y lo que no, también lo es. Pero, además, hablar de cómo nos sentimos, de cuáles son nuestras expectativas, o de qué necesitamos es fundamental.

Cuidado: Cuidar es tener en consideración las necesidades de la otra persona y hacer por satisfacerlas. Así pues si tu pareja te dice que necesita algo, es fundamental que habléis sobre ello y podáis llegar a acuerdos que os satisfagan a ambos.

Respeto y lealtad: En todas las relaciones es fundamental respetar a la otra persona y no saltarse los límites, pero además que mantengas y no rompas unilateralmente los compromisos y acuerdos adquiridos es básico en este tipo de relaciones, pues la confianza se puede quebrar con mucha facilidad.

Libertad. Si decides estar en una relación no-monógama, que lo hagas desde tu deseo, no desde el miedo de que, si no aceptas, perderás a tu pareja. Entrar en este tipo de relaciones es tu decisión, y debes hacerlo sin ningún tipo de presión o condicionamiento, desde tu autonomía como individuo.

Tanto si eres monógamo como no-monógamo, está bien. Todo aquello que sea un pacto entre dos personas desde su libertad y que suponga que ambas partes ganen, es lícito.

Tu sexualidad es tuya y sólo tú puedes decidir cómo y con quién la quieres compartir.

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