Yo era de las que pensaba que en estos casos, cortar por lo sano es lo mejor… hasta que me pasó a mí.
El era (es) el hijo de un compañero de trabajo al que conocí cuando tenía 8 añitos. Nos fuimos viendo en barbacoas, pero yo dejé de de trabajar con su padre y dejé de verle cuando él tenía 15. Un día, él con 22 y yo con 37, me envió un mensaje de Facebook. Me preguntó si me acordaba de él, empezamos a hablar y…. cuando me di cuenta de que me tiraba los tejos llamé a su padre para contárselo. Me sentía incómoda. ¿Sabéis lo que me dijo? Qué ambos éramos adultos y que si queríamos tener una aventura… adelante!
Duró apenas dos meses y luego acabó. Ya está. Pero, que me quiten lo bailao!