Hola majas.

Estaba yo tan tranquila viendo el programa de Ana Rosa cuando una necesidad imperiosa de metesaca se apoderó de mí. No sé si fue porque hablaban de los juicios de la Esteban, de la depre del Paquirrín o que llevo 3 meses soltera y sin darle al tema, solo sé que mi chipirón necesitaba que le rebozasen con algo. Me puse en faena y tiré de agenda.

Escribí a Marcos. Marcos nunca falla, tienen una pirula de esas que parecen que no pero luego te dan el sustito y te ponen mirando a Cuenca. Hacía más de un año que no tenía noticias de él porque yo estaba ennoviada y solo nos hablábamos para ir al tema, así que al recibir un «te va bien esta tarde a las 16?» supe que todo estaba OC.

Me puse las bragas de los domingos, el sujetador de tiras que me hace parecer un redondo de ternera pero que es sexy hasta decir basta y me ondulé el pelo. Vaya gilipollez si luego acabas con el pelo de Joaquín Luqui en días de lluvia, pero me puse de punta en blanco para recibir todo el blanco de la churra de Marcos. Me fui para su casa, subí y me abrió la puerta. Lo cierto es que estaba mejor que nunca y mi chirla empezó a bailar la Macarena, así que nos hicieron falta 5 minutos para acabar en su cama inspeccionándonos las anginas.

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Con todo el calor de la situación se me puso juguetón. Debo confesar que yo no estaba para jueguecitos, necesitaba un rabo y gritar un poco, pero él insistió tanto en jugar que chica, me dejé llevar. Sacó de un cajoncito varios vibradores, lubricantes y hasta unas bolas chinas. Yo solo quería notar una presencia en mi coño así que ni estaba por pensar cuando me preguntó qué prefería. Le dije que como si me metía el calabacín podrido de la nevera y el muchacho se puso a trabajar.

Todo iba de escándalo hasta que me empecé a aburrir y eso derivó en recuperar un poco de sangre en mi cabeza. Pensé. «Joder, sí que tiene este un buen arsenal de juguetitos… oye ¿los lavará? hombre imagino que sí… no?… sí, espero que sí». Tuve que parar en seco y preguntarle a Marcos si aquello que me estaba encajando por el coño y el culo estaba limpio. El chaval, muy ofendido, me soltó un «Pues claro, hace meses que no los uso con mi ex y los dejó limpios».

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Todavía no sé lo que me paralizó, si pensar que me estaba metiendo por el coño los trastos de su ex, si pensar que su ex como venganza no había dejado limpios aquellos trastos o si pensar que por qué cojones te quedas tú los juguetes de tu ex. Pues bueno amigas, Marcos me confirmó que se había quedado con los juguetes de su ex en un ataque de rabia y que pretendía usarlos con las futuras follamigas que pasaran por su cama.

Me levanté, me vestí y tal como vine.. me fui.

Él nunca entendió por qué me ofendí tanto, la verdad es que ahora contándolo tampoco sé muy bien qué fue lo que me hizo saltar la lucecita de emergencia. Solo sé que no me pareció normal que alguien use los juguetes de su expareja para follarse a quien sea.

¿Vosotras qué opináis?

Anónimo

 

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