Carta de una de nuestras lectoras:

¡Hola!, leí vuestro articulo sobre «Los gordos detrás de Catfish» y me gustaría contaros mi historia.

Tengo 17 años y mi primer amor fue un catfish.
Hasta hace 2 años mi adolescencia fue un poco dura, siempre fui el típico «patito feo» de clase y para «alejarme» de mi vida real jugaba a juegos MMOO (habbo, imvu…) y conocía a gente de todos los rincones.
Todo comenzó cuando tenía 13 años. Jugando a Habbo por casualidad conocí a un chico que era de Andalucía, se llamaba Iván y tenía 19 años. Le mostré fotos mías, y él me mostró las suyas. (Aún me acuerdo que se hacía pasar por el típico cani moreno, con tatuajes y cadenas…) comenzamos a a hablar y nos gustamos.
Empezamos a salir en septiembre. Pasaron 4 meses y yo empezaba a extrañarme porque nunca me había llamado por teléfono (también he de decir que he sido de las pocas adolescentes que no he tenido móvil propio hasta los 15, y no le insistí mucho en que me llamara ), tampoco habíamos puesto webcam. En resumen, nunca había tenido contacto con «el Iván real». En enero le pregunté que si era él el de las fotos, y le insistí en que me contara la verdad, que yo le querría igual. Eso fue el detonante por el cual desde enero hasta marzo tuvimos peleas todos los días y me dejaba cada semana por una tontería diferente. Llegó a inventarse que estaba saliendo con una amiga suya solo para que yo le dejase, pero todos los intentos de cortar la relación eran en vano, uno de los dos acababa contactando con otro al poco tiempo.
El 4 de marzo me confeso que «él» no era el de las fotos. No solo no era ÉL, sino que se trataba de una chica de 13 años (llamémosla x), que era bisexual y que llevaba 2 años haciéndose pasar por hombres en ese juego. Yo me quedé perpleja, en estado de shock, no supe cómo reaccionar y en ese momento dude de mi orientación sexual. 
 Después de estar semanas hablando con  casi todos los días por Skype, me di cuenta de que la quería. Yo no estaba «enamorada» de Iván, estaba enamorada de ella, de su personalidad, así que 1 mes después me atreví a quedar y vernos cara a cara. Fue el momento más feliz de mi vida. 
 Fueron 3 años de relación preciosos. Con el tiempo comprendí que ella ocultaba su identidad no por mentirosa, sino porque era otro «patito feo» como yo, que no quería ver la realidad. Pero gracias a ella me he convertido en lo que soy actualmente, y todos los temores y complejos que tenía hace 4 años han desaparecido.

Anónimo.