Si hay algo que he aprendido después de miles de decepciones, es lo que quiero en mi vida. Mis años de tsunamis emocionales, de cuentos de príncipes azules y de querer salvar a los demás de sus demonios, han llegado a su fin. Así que, si no sabes lo que buscas, no llames a mi puerta.

No llames si no estás dispuesto a construir un proyecto desde los cimientos. Empezar la casa por el tejado nunca me ha dado buen resultado, así que, si es eso lo que buscas, esta no es tu puerta. Se me han derrumbado suficientes proyectos como para haber aprendido que, sin una buena base, no hay nada que se sostenga.

No llames si no estás dispuesto a construir una relación basada en la confianza. No te garantizo convertirme en el gran amor de tu vida. Quizás esto no evolucione a nada más que una simple amistad. Pero sí que te prometo que sea la relación que sea, estará basada en la confianza mutua. Así que, si no estás dispuesto a enfrentar esta transparencia conmigo, no te molestes en llamar.

No llames si no tienes intención de ser sincero conmigo. De verdad, no es necesario.  Mi época de cuentos con final feliz ya ha pasado. Y a estas alturas he aprendido que los juegos de detectives no son para mí. Así que no, lo siento. No necesito a mi lado alguien que me venda humo. Así que si no puedes asegurarme que la oferta es 100% sincera, no necesito ni escucharla.

No llames si no estás dispuesto a ceder nunca ni a ser flexible. Créeme, vas a tener que ceder. Porque si algo he aprendido en todos estos años, es que cualquier relación, sea del tipo que sea, es una negociación constante entre dos personas. Ya viví muchos años en una dictadura que me dejó tocada y hundida mucho tiempo. No estoy dispuesta a volver a hacerlo. Así que, si vas a venir con imposiciones, mejor no llames a mi puerta.

No llames si no estás dispuesto a dejarme ir. No soy de tu propiedad y por tanto, no tendrás ningún poder ni control sobre mí. Mi compromiso va a ser al 100%, eso no lo duces, pero no esperes que baile a tu ritmo. Hace tiempo que aprendí que necesito a mi lado a alguien que me dé alas para bailar a mi propio ritmo. Te prometo volver siempre, pero si tu intención es cortármelas, ni te molestes en llamar.

No llames si no estás dispuesto a escuchar. Los monólogos hace tiempo que han dejado de interesarme. Especialmente cuando lo único que pretendían era pasar por encima de mi propia voz. He pasado tanto tiempo reprimiendo pensamientos, sentimientos y emociones, que ahora sólo busco a alguien que me escuche con los 5 sentidos. Si no estás dispuesto a ello, no hace falta ni que entres.

No llames si no estás dispuesto a quedarte. No te pido que te quedes para toda la vida, hace tiempo que dejé de creer en el amor eterno. Pero sí te pido que, si te dejo entrar, tengas intención de pasar más allá del recibidor. Porque lo mejor de mí, lo encontrarás en el interior. No puedo prometerte que te vaya a gustar, sólo te pido que lo intentes.

Y si no es todo esto lo que buscas, no hay problema, disfrutemos del rellano sin complicaciones. Pero si vas a entrar, que sea para sumar, no para poner todo mi interior patas arriba y luego irte. Porque créeme, no es la primera vez que me pasa. Me ha tomado muchos años y sufrimiento reformar el interior como para que ahora vengas tú y arrases con todo como un tsunami.  Así que, sintiéndolo mucho, si no sabes lo que buscas, no llames a mi puerta.